lunes, 22 de enero de 2024

DESPRECIADOS SEAN NUESTRO SEÑORES

 

Ordenando los pocos libros que aún quedan de mi dispersa biblioteca, me encuentro con un interesante ensayo- memoria de Regis Debray publicado por Gallimard en 1996: “Loués soient nos seigneurs”.  “Alabados sean nuestros señores” en español.

Las un poco más de 700 páginas escritas por el intelectual francés, ex guerrillero, hombre político y confidente de a lo menos dos de los cuatro personajes que son los reales protagonistas de este libro, son, desde el punto de vista del estilo y del contenido, una agradable degustación.

Su relato es impecable en cuanto a la utilización de un lenguaje casi exquisito, a veces complejo, lleno de alusiones, simbolismos y oraciones que pone en exergo su  cultura, su conocimiento de la literatura, de la filosofía y de la política. Es a través de un lenguaje cautivante que nos introduce en el mundo de su Educación Política que se da, en lo fundamental, a través de su compromiso con la revolución, con el cambio social y con su cercanía y contacto con Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, François Mitterrand y Salvador Allende. Cuatro monstruos sagrados de la historia política mundial que Debray los ensalza, los alaba y los critica duramente, dejando siempre en evidencia el contexto en que cada uno de ellos debió desenvolverse, actuar a veces equivocadamente, a veces con cinismo y crueldad, pero siempre en función de un ideal y del poder.  Personajes que, más allá de las críticas, se han proyectado internacionalmente para erigirse como los arcanos de una generación por su consecuencia, por su trayectoria, por su perseverancia, por su acción y por su cultura.

En el mundo ha habido otros talentos políticos que se han proyectado también universalmente y ocupan lugar preferente en ese exclusivo Panteón de fines del siglo XIX y buena parte del XX, como Víctor Hugo, Georges Clemenceau, Jean Jaures, Winston Churchill, Emmeline Pankhurst, Friedrich Ebert, Konrad Adenauer, Giulio Andreotti, Enrico Berlinguer, Felipe González, Charles de Gaulle y André Malraux entre otros.

Figuras políticas del nivel de los mencionados es hoy en día casi imposible encontrarlas en nuestro continente latinoamericano en que la incapacidad, la corrupción, la improvisación, la ignorancia, el oportunismo, la chabacanería y la prevaricación parecen ser moneda corriente. Por cierto, esto no es solo reciente.  Ya por el año 1907, en Francia, el llamado “tigre” Clemenceau se refería a la clase política de su época diciendo algo que corresponde muy bien a nuestros actuales dirigentes: «En política sustituimos a los imbéciles y somos reemplazados por los incapaces.

Cuesta creer cuando algunos importantes dirigentes políticos como el ex ministro chileno y ex Senador Pablo Longueira nos relata que se comunica con el fallecido Jaime Guzmán, mentor de la Constitución de 1980, quien lo aconseja desde el más allá, emulando a Nicolas Maduro que hace algo similar con el difunto Hugo Chávez.

Estupor y risa nos invade al escuchar a gobernantes como nuestro compatriota Sebastián Piñera diciendo frases como “En esta Isla (Juan Fernández) vivió Robinson Crusoe” o confundiendo al escritor Baldomero Lillo que describió las inhumanas condiciones de trabajo de los mineros del carbón, con Eusebio Lillo, autor del himno nacional chileno: “Los que leímos a Eusebio Lillo nos concientizamos sobre el drama de los trabajadores del carbón”. O cuando en una entrevista se refiere a su fuerte descenso en las encuestas culpabilizando a las mujeres: «entender la opinión pública es casi tan difícil como entender a las mujeres», lo que desata las iras del mundo feminista

El joven presidente chileno actual, Gabriel Boric, es también mundialmente conocido por su irreverencia y por su poca diplomacia. Recién asumido culpabilizo públicamente al Rey de España por retrasar la ceremonia inaugural de investidura. En la Cumbre de Las Américas dedicada a los temas medioambientales criticó en su intervención la ausencia de la delegación norteamericana, aun cuando el enviado especial de los Estados Unidos, John Kerry, estaba casi a su lado. La cancelación de la presentación de las cartas credenciales, sin el aviso correspondiente, al embajador israelí en septiembre último fue otra muestra de su poco sentido de la diplomacia. A ello se suman varios incidentes de nuestros embajadores, siendo los mas importantes los protagonizados recientemente por los excelentísimos representantes en el Reino Unido y en España, haciéndose acreedores a otra magnífica frase de Georges Clemenceau que dice que: “Para ser embajador no basta ser imbécil, hay que ser también bien educado”.

Quisiéramos creer que estos exabruptos son ocasionales y que se trata solamente de una especificidad chilena, pero al parecer es algo más generalizado en nuestro continente.

Alberto Fernández, ex presidente de la gran y otrora Argentina Potencia, antes de entregarle el bastón supremo al nuevo Presidente Javier Milei, el que después de su discurso en la reciente Cumbre de Davos se consagra como un serio candidato al cetro de la estulticia, en conferencia de prensa en España junto a Pedro Sanchez en 2021, trató de emular al gran Octavio Paz sobre los orígenes del pueblo argentino diciendo: “ los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos en barcos de Europa” . La frase del escritor mexicano fue: “Los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas, y los argentinos, de los barcos”.

Si miramos a los selváticos brasileños, como diría Alberto Fernández, tardaríamos horas escribiendo las barbaridades del ex mandatario Jair Bolsonaro, por lo que solamente aludiremos a una curiosa y un poco antigua propuesta del legislador del centrista Movimiento democrático brasileño PMDB, Pedro Fernandes. El diputado expuso con todo desparpajo, hace algunos años ante la prensa, que para solucionar los problemas derivados de los recortes presupuestarios que afectaban la continuidad de los comedores populares, habría que aumentar las tarifas de los menús y que los pobres comiesen cada dos días. 

El venezolano presidente Nicolas Maduro, ha también hecho otras contribuciones notables a la antología de las necedades latinoamericanas. Una de sus últimas fue una alusión bíblica (Mt 14,13-21) en relación con la necesidad de expandir el arte en la población venezolana: “De la misma forma en que Jesucristo multiplicó los penes, perdón, los panes, los peces, hay que multiplicar el arte”.

Podríamos continuar con las brillantes y exóticas propuestas de nuestros señores que, en algunos casos, proponen un retorno a medievales torturas para combatir el latrocinio, olvidando que la mayoría de la clase política del continente podría quedarse sin manos o que, en otros casos, en una demagogia infinita ofrecen cerveza gratis ad eternum si son elegidos.

Pero lo mencionado no solo es privilegio del Patio Trasero. Joe Biden y su feroz rival Trump son también fieles colaboradores de la mencionada antología y serán los protagonistas de una próxima crónica. Por el momento y con las pocas y conocidas excepciones, tal vez sea licito decir:

Despreciados sean nuestros señores. 

 

 

miércoles, 3 de enero de 2024

CONDORO CONSTITUCIONAL

 

La vieja aspiración de una parte importante de la ciudadanía por obtener un nuevo texto constitucional que reemplazara al impuesto por la dictadura en 1980, se inicia a partir   del estallido social del 18 de octubre de 2019 y, oficialmente, con la promulgación de la Ley 21.200 del 23 de diciembre de 2019 que incorpora el itinerario y reglas del proceso constituyente.

Estos textos jurídicos    se enriquecerán posteriormente con la aprobación de la Leyes 21.216 y 21.298 que se refieren a normas específicas de convencionales en cuanto a la paridad de género, escaños reservados para pueblos indígenas y para personas discapacitadas.

En el Plebiscito Nacional del 25 de octubre de 2020, el “Apruebo” a una nueva Constitución obtuvo una aplastante mayoría con un 78% de la votación.

Posteriormente en mayo de 2021 se eligen través de sufragio universal los 155 convencionales constituyentes quienes trabajaran hasta el 4 de julio de 2022 dando término al funcionamiento de la Convención.

La dinámica constitucional continúa con el restablecimiento del voto obligatorio, dos plebiscitos de salida y en medio de ellos una nueva elección de consejeros constitucionales.

Hace justo un año, el 4 de enero de 2022, fue publicada en el Diario Oficial la Ley que modifica el voto voluntario y restablece el voto obligatorio en todas las elecciones y plebiscitos exceptuando solo a las primarias. Esta modificación constitucional fue aceptada y aplaudida muy mayoritariamente por el conjunto de la clase política chilena, que estaba lejos de imaginar las sorpresas que les depararía en los futuros comicios.

Desde la promulgación de la Ley  se desarrollaron tres importantes votaciones: el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022 en que el 61,89% rechazó la propuesta constitucional;  la elección de consejeros constitucionales  del 7 de mayo de 2023 cuyos resultados dieron una aplastante mayoría a los candidatos de las listas de la derecha y de la extrema derecha chilena ( más de un 85%) liderada por José Antonio Kast  y el segundo plebiscito de salida del domingo17 de diciembre de 2023, en el que la opción En contra obtuvo un 55,76% de los votos imponiéndose al  A favor, propiciado por la derecha extrema que recibió el  44,24% de las preferencias .

Estos insólitos y contradictorios resultados no solamente han alimentado un intenso debate en la sociedad chilena, sino que además incidieron en un consenso en cuanto a que se cierra el ciclo de reforma constitucional, según lo expresado por el propio presidente Boric.

De esta manera seguirá vigente en Chile, por un largo período, la Carta Magna de 1980, que fue propiciada por el dictador Pinochet y enmendada en algunos de sus artículos por el presidente Ricardo Lagos.

La mayoría de los analistas políticos, opinólogos, académicos, políticos y faranduleros han coincidido en que son los casi 5 millones de nuevos votantes obligados, los que con sus dobles rechazos han descompaginado el panorama, definiendo su comportamiento como un “Condoro”. “Se mandaron un Condoro” dijo, con rostro grave, el 5 de septiembre de 2022, un importante personaje de izquierda otrora miembro de la extrema derecha. Quedamos “Plop” expresó un connotado parlamentario de las huestes derechistas el 17 de diciembre del pasado año.

¿Por qué un Condoro?  ¿Por qué “Plop”?  Las palabras aluden directamente al más popular personaje de las tiras cómicas chilenas:  a nuestro criollo Condorito creado por René Ríos, Pepo, en 1949.

Condorito es un personaje que representa al Chile profundo, sin instrucción, sin oficio conocido que ejerce los más diversos e informales empleos; pobre, dotado de un gran humor, ingenioso, satírico, chistoso,  parrandero, metedor de pata , no apegado a convenciones , que vive en un recóndito pueblo llamado Pelotillehue y rodeado de personajes la mayoría similares a  él, pero muy solidarios entre ellos, como su compadre, un honesto carpintero llamado don Chuma, Come gatos, Huevo duro, Cabellos de ángel, Ungenio González,  Garganta de lata , Coné y otros que, aparte de las características ya enunciadas, son indiferentes a la política aunque en varias ocasiones se muestren bastante conservadores y críticos de ciertos  movimientos sociales, de determinados extranjeros o explícitamente machistas en sus apreciaciones.

Algunos personajes representan a una clase media también despolitizada con rasgos individualistas o arribistas como los padres de Yayita, la despampanante novia de Condorito o los de su eterno rival: Pepe Cortisona.

Si bien las Instituciones políticas, las Fuerzas armada o las Iglesias son por lo general humorísticamente bien tratadas, la única critica persistente a una de ellas, es el escarnio público que hace Condorito de un militar al que apoda “el roto Quezada” que en la realidad fue a finales de los años 40 un uniformado gerente del Club militar llamado Washington Quezada. Este militar tuvo un grosero comportamiento con la esposa de Pepo en el recinto mencionado, por lo que el dibujante lo estigmatizara de por vida no solo con la famosa frase “que muera el roto Quezada” sino que, además, dándole el nombre de Washington a su fiel perro de raza desconocida.

Un aspecto importante de Condorito o de sus personajes es que luego de haber cometido un chascarro, metido la pata (de allí la expresión mandarse un Condoro) o haber pasado por un momento complejo o bochornoso, la historia se termina con la exclamación “Plop” o “exijo una explicación”

¿Los 5 millones de nuevos votantes se mandaron un Condoro o dejaron “Plop” a la clase política?

La verdad es que la mayoría de ellos corresponden, según los sesudos estudios sociológicos realizados por prestigiosos establecimientos académicos, a categorías socioeconómicas bajas o medias bajas, con un escaso nivel de educación, en general conservadoras y muy distanciadas de la política y de sus protagonistas a los que en el fondo desprecian profundamente y donde la valoración de la Democracia es poco consistente.

Se caracterizan igualmente estos votantes obligados, por ser jóvenes, con una débil mayoría femenina, por tener mucha desconfianza de lo extranjero y estar particularmente preocupados en buscar soluciones a los problemas que los aquejan cotidianamente, lo que incidiría en su comportamiento electoral veleidoso enmarcándose en lo que Darío Saint Marie llamo “la Ley de la pasarela”.

Como se podrá apreciar, muchos de los rasgos descritos corresponden a las características de nuestro Condorito y a las de sus personajes, aun cuando les falte el humor y el espíritu solidario de los hijos de Pepo. De allí que el comportamiento y la propuesta de la clase política deba modificarse sustancialmente  ante los próximos compromisos electorales de octubre de 2024 para elegir alcaldes, concejales y autoridades regionales y  ante la presidencial de 2025, pues de continuar el comportamiento intolerante en las propuestas ( caso de Kast), la corrupción (caso de todos) o las vueltas de carnero como en el caso de Boris con el acuerdo suscrito con Soquimich de Ponce Lerou, es bastante probable que el voto obligado sumado al de otros electores y al de los que han votado blanco o nulo, puedan de manera contundente dejar PLOP a la clase política que ni siquiera podrá decir “Exijo una explicación”

sábado, 18 de noviembre de 2023

 

COMENTARIOS A LA NOVELA DE EDUARDO TRABUCCO:                   

                “LA CANCION DESARMADA “CARLOS)”.

 

                                                                por Agustín Muñoz


El pasado martes 14 de noviembre, Eduardo Trabuco presentó   en el centro cultural Santa Rosa de Apoquindo, su   cuarta novela titulada “La canción desarmada (Carlos)”, a la cual nos referimos a continuación.                                                             

Es a veces  complejo analizar una obra literaria cuyo contenido, aunque forme parte ahora de la recreación y de la ficción, se refiere a acontecimientos y vivencias que el propio comentador ha conocido de cerca, al igual que a los principales personajes que forman parte de la historia. Una vez más nos enfrentamos al conocido dilema de la separación entre realidad y ficción que en algún momento algunos  estructuralistas, como Algirdas Julien Greimas con el objetivo de desvincular ficción y realidad llegaron al extremo de desmenuzar el texto hasta quitarle su vida y esencia. Dicho esto, y asumiendo la dificultad, expongo algunos comentarios al mencionado texto:

En primer lugar, hay que destacar el esfuerzo creativo de Eduardo Trabucco quien   nos presenta un relato que, en lo principal, transcurre a partir del golpe de estado de 1973 en Chile y con la salida clandestina, su exilio y retorno del personaje principal que es Carlos Altamirano Orrego. En torno a él giran otras figuras que formando parte ahora del mundo de la ficción, tienen un correlato real: se trata de los amigos de Altamirano y de políticos tanto nacionales como extranjeros con los que el fallecido líder de la izquierda y de la renovación socialista chilena convivió.

La originalidad del texto está en su estructura y en la técnica empleada, pues los acontecimientos son presentados en una síntesis de narrativa tradicional, drama y teatro-cinema.

En esos tres planos técnicos la figura del líder socialista está presente, aunque inmerso en historias y situaciones diferentes. El hilo conductor es el tema político en que se destacan la evolución política de Chile que logró por la vía pacífica elegir democráticamente a Salvador Allende, cuya figura rescata y enaltece el narrador; las grandes transformaciones revolucionarias que precipitaran el Golpe de Estado; la lucha interna y externa por el derrocamiento de la dictadura; las divisiones internas del socialismo así como su renovación y el retorno a la democracia que dista mucho de ser la anhelada por la izquierda derrotada en el 73.

Siendo Carlos Altamirano el personaje central y clave de esta obra es necesario detenernos un poco en la forma en que el escritor lo presenta. Carlos, el hombre político, aparece en partes muy bien descrito tanto en su imagen de hombre público de gran cultura, como en su intimidad, en su pasado, en sus sueños, en sus angustias, en sus placeres y en sus análisis políticos. En esto último hay que destacar el muy logrado tratamiento de la evolución del personaje y de sus amigos hacia la renovación del socialismo y la pugna entre sectores pro soviéticos y social demócratas a través de recursos diversos. Entre ellos resaltan los paralelos hechos con los planteamientos de Sartre y de Camus, que evocan igualmente la técnica utilizada por Vargas Llosa en Conversación en la Catedral,  que el narrador tendrá presente en otros momentos en que los personajes se interrogan sobre “Cuándo se jodió Chile”.

Sin embargo, luego de la lectura, me ha quedado más marcada la impresión de un personaje, Altamirano, completamente Hamletiano, con sus grandes dudas, sus conflictos internos, sus vacilaciones y avanzando de forma rápida a la senilidad, que un Carlos racional, cartesiano, frio en lo político, luchador, fraterno, solidario y consecuente. Muchos de estos últimos rasgos han sido puestos en exergo en las entrevistas de Patricia Politzer y de Gabriel Salazar además de los dos tomos de las Memorias de Jorge Arrate.

Altamirano fue un individuo bastante reflexivo que con su cartesianismo lograba una buena síntesis para las decisiones a tomar. Fue su aspecto reflexivo lo que de alguna manera socializó equivocadamente una imagen de personaje hamletiano que sus propios compañeros del Comité Central del PS le impusieron por demorarse o estar en contra de decisiones irracionales que ponían en peligro la estabilidad del gobierno de su amigo Salvador Allende.

Hay otros dos aspectos que tal vez hubiese sido mejor enfocarlos diferentemente. Uno de ellos se refiere a un Carlos senil que dialoga con un igualmente envejecido Clodomiro Almeida en una playa de la costa chilena, mojándose los pies, cantando - puño en alto - el himno de la Universidad de Chile, quejándose de sus dolencias propias lo que, aun aportando una nota de buen humor, les resta fuerza a sus respectivas imágenes de lideres de un proceso que tuvo incidencia mundial.

Otro rasgo que hubiese sido necesario resaltar con mayor énfasis en la figura de Altamirano, fue su preocupación y anticipación sobre cuestiones que hoy son parte fundamental de las propuestas y preocupaciones políticas a nivel global. Me refiero a su preocupación por el medioambiente, por la ecología, por el fenómeno migratorio, por los déficits sociales de la globalización, por la igualdad de género, por temas éticos como la eutanasia, la diversidad sexual y por la intolerancia religiosa que, según decía, podría llegar a guerras y atentados terroristas.

Los otros personajes al igual que Carlos tienen un correlato directo con la realidad. Son los protagonistas de situaciones que ellos mismos vivieron y experimentaron; pero esta vez la ficción se impone a la realidad pues sin lugar a dudas son los Actores del plano dramático quienes aparecen tratados con mayor fuerza y que logran opacar en vitalidad a los amigos y contertulios de Carlos. ¿El teatro se impone a la novela?

Lo autobiográfico es otro rasgo que se destaca. Está presente en toda la obra y particularmente a través del personaje de origen italiano, Antonio Vaccari, quien, entre evocaciones de su pasado, de sus vivencias, de su trayectoria política y de su vocación por el drama es el articulador de las diferentes piezas, aunque a veces publicitando innecesariamente novelas anteriores del autor.

Canción desarmada es una obra bien escrita, inteligentemente planeada, con un muy buen uso del lenguaje, incluso en la utilización de algunos regionalismos. Hay que destacar las constantes alusiones a la literatura universal, comenzando por la Divina Comedia que sirve como una introducción al personaje central quien, luego del Golpe de Estado, penetra en una selva obscura. Pero no es solo Dante. Gogol, Shakespeare, Derrida, Kant, Schopenhauer, Freud, Lacan, Foucault, Camus, Descartes, Sartre, Brecht, Spinoza y otros talentos de la filosofía, del derecho, de la política, de la psiquiatría, y de la literatura que desfilan por las diferentes páginas. ¿Era necesario hacer gala de tanto conocimiento y de tantas lecturas? Me quedo con la duda, pues en muchos casos, fuera de las alusiones y enunciados superficiales, no hay una profundización mayor. Me refiero, para dar un solo ejemplo, a lo que el autor llama “el determinismo de Spinoza”, tema filosófico sobre la libertad que Baruch Spinoza trata en su ETICA, planteando la problemática del libre arbitrio subordinado al determinismo, lo que se ha prestado para interpretaciones y discusiones filosóficas de alto nivel y que hubiese sido mejor evitar en la novela.

Finalmente, “La Canción desarmada (Carlos)” cuyo título alude igualmente a la letra de “Utile” de Julian Clerc (¿A quoi sert une chansón si elle est désarmée? Me disaient des chiliens …), pero que igualmente podría aludir a Canción desarmada que enfrenta un fusil, creación colombiana inspirada en una antigua y bella creación del uruguayo Chueco Viglietti; o que  podría, por los acontecimientos posteriores a 1973, recordarnos igualmente la Utopía desarmada de Castañeda, es una forma novedosa de evocar personajes y situaciones políticas que complacerán mayormente a un público conocedor de los hechos y tal vez, en menor grado, interesar a aquellos de generaciones más jóvenes.

Paris, noviembre 2023.

 

 

martes, 3 de noviembre de 2020

SIN PERDÓN: LIBRO PUBLICADO CON 25 Crónicas políticas






Palabras
Preliminares


SIN PERDÓN, Crónicas políticas
El texto que presentamos a continuación y al que
hemos titulado: “SIN PERDÓN. Crónicas políticas”, fue publicado en noviembre de 2019 y 
está compuesto por 25 crónicas que se refieren en lo
fundamental a la evolución de la política chilena en
un período de algo más de seis años, salvo algunas
referencias importantes a determinadas cuestiones
internacionales como la visita del Papa a Cuba,
algunos muy relevantes acontecimientos ocurridos
en Francia como fueron los atentados terroristas del
13 de noviembre de 2015 y la compleja situación
internacional evocada en “Un mundo loco” y en las
tres partes de “Y el mundo continúa loco”.
Mucho de lo que aquí escribimos fue publicado en
periódicos digitales como “El Mostrador”, en el
semanario “Cambio21”, en la importante revista
española “Sociedad y Utopía” , en la revista semanal
electrónica “Primera Piedra” y otros han sido subidos  a esteBlog.

Hemos querido centrarnos fundamentalmente sobre
Chile, pues el país goza de una inmaculada imagen
de país serio, sin corrupción, eficiente, justo,
económicamente poderoso y donde gracias al
modelo económico y social se ha disminuido la
desigualdad y reina la paz convirtiéndonos en un
oasis de tranquilidad, según lo expresado por
Sebastián Piñera días antes del gran estallido social
en nuestro territorio que lo desmiente de manera
apabullante.



 

domingo, 20 de octubre de 2019

EL PAIS EN LLAMAS



Este podría ser el título de una novela o de algún cuento al estilo del magistral Juan Rulfo. Sin embargo ,  no se trata de  ficción, sino  de una deslumbrante realidad que se ha manifestado en las principales ciudades de nuestro país al  que hace algunos días el Presidente de la República calificaba como un tranquilo Oasis comparado con lo que ocurría en otras latitudes de nuestro continente. aludiendo sin dudas a Venezuela y a Ecuador.
Las masivas protestas ciudadanas y las llamas que han destruido las más importantes estaciones del Metro de Santiago, de Valparaíso y de Viña del Mar, sus vagones, los destartalados buses del Transantiago, cadenas de supermercados, alumbrado público, edificios emblemáticos; protestas  que se han expandido hacia otras ciudades del territorio nacional y que han sido la expresión de un enorme descontento social acumulado desde muchos años ignorado por los diferentes gobiernos , por la clase política y por el movimiento sindical.
La abismante e histórica desigualdad existente en nuestro país que lo sitúa como uno de los más desiguales del mundo según el índice de Gini y estudios de CEPAL y del Banco Mundial, no ha sido reducida y sus efectos se han hecho sentir de manera lacerante en la inmensa mayoría de la población.  Esto se manifiesta  de manera concreta en  los bajos salarios que no superan los 500.000 pesos para el 70% de los trabajadores, el constante aumento del costo de vida, las pensiones miserables del sistema privado de fondos de pensiones, la deficiente calidad del servicio público de salud , las abusivas exclusiones de las Isapres, las colusiones empresariales de diversa índole, las deficiencias del sistema educativo y sus crecientes costos, la mala calidad del empleo, la dura jornada de trabajo acrecentada por  los largos trayectos de un ineficiente transporte urbano en la capital , el aumento de la delincuencia etc. En fin, son muchos otros los ejemplos que han contribuido a la explosión social  a la que hemos asistido. Este estallido espontaneo, masivo y nacional que tomó por sorpresa a nuestros ineficientes gobernantes a los partidos de derecha, de izquierda y a las organizaciones de trabajadores, sin embargo se veía venir.
Ya no se trataba solamente de las acostumbradas “tomas” y acciones de vandalismo en el Instituto Nacional, sino de algo más profundo que se venía gestando en medio de las celebraciones gubernamentales por el fracaso de la acusación constitucional contra la Ministra de Educación. El consenso ciudadano por el proyecto de reducción de la jornada a 40 horas de trabajo por semana rechazado por un empresariado retrógrado y por un gobierno sin visión política, vacilante y tecnocrático, el repudio a las AFP, a las miserables pensiones otorgadas y la pertinente cuestión de la propiedad de los fondos de un sistema privado que no es de seguridad social, tuvo tal aceptación que por primera vez en la historia se censura a uno de sus más altos dirigentes y tanto la derecha como el empresariado y el gobierno se abren a una discusión sobre la utilización de los mismos para otros fines que el de pensiones. A ello se suma la pugna institucional entre un poder del estado y el Tribunal Constitucional que enciende una nueva chispa en el acalorado medio ambiente político.
Los partidos políticos  y las diversas coaliciones están igualmente  pasando por momentos complejos. La   debilitada Nueva Mayoría se presenta dividida con las posturas individuales de la Democracia Cristiana y las posiciones díscolas de algunos  parlamentarios. El Partido Socialista se debilita con las renuncias de importantes militantes, la paulatina pérdida de credibilidad  en medio de acusaciones diversas y a su falta de posicionamiento en los grandes temas del debate nacional. La derecha por su parte ha acrecentado sus divisiones internas y ha hecho públicas sus diferencias frente a las cuestiones de preocupación ciudadana. De la Central Unitaria de Trabajadores es mejor no hablar pues ha estado completamente ausente y su voz no se ha sentido.
El Gobierno ha sido incapaz de dar una conducción y el liderazgo de Sebastián Piñera es de más en más cuestionado. Los dos ejes principales de su programa de gobierno han sido hasta la fecha un total fracaso. No ha habido crecimiento como el prometido y el país se encuentra en un franco retroceso económico. La delincuencia ha aumentado y el país ha observado con estupefacción la impunidad total de los delitos económicos cometidos por  los grandes empresarios y por  políticos corruptos.
Sin embargo, la incapacidad política del gobierno ha quedado demostrada en la explosión social de estos últimos días. Declaraciones vacías, sin contenidos de parte de la Secretaria General de Gobierno, del Ministro del interior y del propio Presidente culpando a vándalos y violentista de lo ocurrido. Sin entrar en el fondo del problema, sin analizar las causas, sin ver su magnitud y sin evaluar la mayoritaria aceptación ciudadana de la protesta, de la rebelión; no así de los actos vandálicos que han sido rechazados y con razón, por la inmensa mayoría. Solo mucho después y luego de haber celebrado un evento familiar en un lugar de Vitacura y ante el fuerte estallido social, sacó la voz y anunció dejar nula la medida del alza del pasaje de Metro y un llamado tardío a un impreciso diálogo nacional. Le faltó capacidad política a él y a su gabinete. Solo la Intendenta de Santiago en pocas palabras aludió al fondo del problema. El corolario de esta incapacidad fue el decretar Estado de Emergencia y el Toque de Queda con militares en traje de campaña, armas largas, rostros adustos que trajeron más de algún trágico recuerdo.
Su reciente viaje por Francia tampoco le sirvió al Presidente para haber sacado lecciones de la revuelta   de los “Chalecos Amarillos” que lograron hacer recapacitar a Emmanuel Macron en  la aplicación de sus impopulares medidas gubernamentales y gracias a su habilidad política iniciar un democrático proceso de consulta popular y de diálogo en que la ciudadanía participó activamente a través del antiguo sistema de los  Cuadernos de Quejas (Cahiers de doléances) a nivel de cada municipalidad, a través de una concertación amplia con el mundo político, con las organizaciones empresariales, sindicales y con los propios “Chalecos Amarillos” que jamás fueron tratados de “hordas” de “Delincuentes”.
Es de esperar que el gobierno cambie de estrategia, que llame a un amplio proceso de discusión nacional sobre los temas que preocupan a la mayoría y que a través un adecuado y democrático  debate se logre avanzar en la reducción de las desigualdades para asegurar paz social, crecimiento económico y sobretodo justicia social.  




jueves, 17 de octubre de 2019

La muerte de un hombre bueno



Hoy, 19 de Mayo de 2019,  falleció  Carlos Altamirano Orrego, figura mayor del socialismo chileno y de la historia política nacional. 
Sus casi 97 años no le impidieron estar  muy bien informado de la actualidad del país y de lo que pasaba en el mundo, ni disfrutar de cotidianas  conversaciones con sus amigos o de sus largos paseos por la pre cordillera. Tampoco le impidieron observar el cinismo de la derecha  y el acomodo al modelo neoliberal de la izquierda chilena y  del Partido Socialista del cual fue Secretario General en los momentos más convulsionados de nuestra historia.

Curioso personaje Carlos Altamirano. Hombre lúcido, inteligente, culto y gran polemista. Pocas veces perdía la calma y con voz segura, modulada y firme expresaba sus argumentos y sus ideas con tal convicción y cartesianismo que era muy complicado debatirle. No era un personaje frío como muchos han querido retratarlo. Por el contrario, era de una gran calidez  y de una solidaridad espontanea y desinteresada con los que, por algunas vueltas de la vida, pasaban por momentos difíciles. Recuerdo que en una ocasión me solicitó acompañarlo a un modesto y sórdido edificio en la periferia de Paris para visitar a un viejo socialista que se encontraba enfermo y sin recursos y entregarle de manera discreta a su esposa, una ayuda económica, además de algunos contactos con políticos del gobierno de Mitterrand que en poco tiempo le solucionaron sus necesidades más urgentes. Al retornar a Paris, me hizo el siguiente comentario: -“Este es, pues, el exilio dorado de lo que tanto habla El Mercurio”.

Fue  Implacable con sus enemigos con quienes se enfrentó con gran valentía en los complejos años de la experiencia popular dirigida por el Presidente Allende de quien fue amigo muy cercano y de su familia, más allá de la maledicencia de sus enemigos políticos que han afirmado lo contrario. 
En el Chile de fines de los 60 y del primer trieno de los 70, lo traté muy poco. Mis contactos se resumían en saludos corteses en reuniones partidarias en que se trataban los temas laborales y que interesaban a la Comisión Política que convocaba regularmente a dirigentes y expertos para informarse adecuadamente. Tal vez el momento en que más intercambiamos fue con motivo del Tanquetazo. Yo me encontraba en la sede del PS en la Calle San Martín junto a Manuel Dinamarca informando a algunos dirigentes entre los que se contaba el propio Altamirano, Víctor Zerega, Adonis Sepúlveda, Julio Benítez, Carmen Silva y un personaje de la COPOL , que llamaremos el innombrable,  de la conflictiva situación que existía entre la CUT y los Cordones Industriales. De repente la reunión fue interrumpida por Guillermo Pedreros que con su cigarrillo entre los labios y con una larga ceniza  a punto de caer, expresa que a pesar de la orden de no interrumpir, estaba en el teléfono Alfredo Joignant esperando a Carlos por algo muy urgente. A los pocos minutos nos enteramos y se produce un alboroto en que todos queríamos decir algo. Carlos convoca de inmediato a la COPOL y es en ese momento  en que el innombrable nos dice a Dinamarca y a mí: “Camaradas, hay que sacar a los obreros a la calle a defender con sus armas al gobierno”. No me recuerdo si fue Manuel o yo quien le dijo “y con qué ropa compañero, los trabajadores están desarmados”. A ello respondió ante la estupefacción de todos y principalmente de Altamirano: “La ropa no importa camarada, con un mameluco basta y  si no tienen armas que salgan con palos”. Luego, los de la Comisión Política partieron a su reunión no sé dónde. Adonis acariciaba la culata de una colt 45 que portaba al cinto y su seguridad instó, a él y Carlos, a salir por una puerta lateral, perpendicular a San Martín, mientras ellos, si fuese necesario, harían una cortina de fuego para facilitarles la salida. Carlos muy serio dijo que él salía por la entrada principal donde había estacionado su pequeño automóvil. Salió de inmediato por esa puerta, desarmado, sin escolta, sin cortina de fuego, solo en compañía de Carmen Silva.  Fue la última vez que lo vi en Chile.
En el Pleno de La Habana de 1975 tuve la oportunidad de intercambiar puntos de vista y de conocerlo mejor. Fue una reunión política complicada. El Pleno reunía a altos dirigentes del PS que se habían exiliado o que habían salido clandestinamente para participar en el evento. Había mucha tensión, mucha frustración, mucha emoción contenida que se acrecentó al conocerse in extenso un documento de la dirección clandestina más conocido como el “documento de marzo” por la fecha de su parición. Obviamente Carlos no estaba de acuerdo con el contenido de ese documento que, de manera muy directa,  culpaba a la dirección política del PS por la derrota sufrida recogiendo en cierto modo las tesis del Partido Comunista. Aún así, más allá del desacuerdo ideológico manifestó explícitamente el reconocimiento a la dirección clandestina. Fui sincero con él. Le manifesté que yo estaba en profundo desacuerdo con el documento, pero que a mi juicio no era el momento de entrar en una polémica ideológica o política sobre su contenido, debido al ambiente existente, a las tensiones que impedían un intercambio racional y al hecho de que era un documento elaborado por un grupo de dirigentes que arriesgaban a cada minuto su vida como se demostró algunos meses después. Por consiguiente le expresé que eludiría el tema, valorando solamente el coraje y la voluntad política de los dirigentes del interior y al mismo tiempo  la conducción y la consecuencia de él mismo como máximo dirigente del exterior. Carlos quedó conforme con mi franqueza. Luego intercambiamos ideas sobre el futuro que en esos momentos se veía negro y muy pesado. Me advirtió en esa oportunidad que saliera de Argentina que según sus informaciones se tornaba cada día más peligrosa por los acuerdos entre los gobiernos dictatoriales o autoritarios del Cono Sur que bajo la dirección de los Estados Unidos tendían a eliminar a todo lo que oliese a izquierdismo o progresismo por muy buenas coberturas que tuviesen. Tuvo razón pues al poco tiempo fuimos secuestrados, torturados, detenidos y finalmente expulsados del país,
Años más tarde cimentamos nuestra amistad en Paris. Éramos vecinos y nos encontrábamos regularmente para charlar en medio de largos paseos o de simpáticas reuniones, junto a nuestras respectivas esposas Paulina y Agustina en su departamento de la Rue de la Montagne Ste Genevieve o en el que nosotros alquilábamos en la rue des feuillantines. De esas reuniones participaban Manuel Valenzuela, Carlos Lazo , Norma Enriquez y María Isabel Camus.  
Durante los paseos que en realidad eran caminatas de más de dos horas, pude apreciar y enriquecerme con su enorme cultura, con su conocimiento político y su intensa capacidad reflexiva; además de asómbrame con su interés casi compulsivo por una variedad de temas que cuarenta años después formarían  parte de la agenda política en la inmensa mayoría de los países y de los foros internacionales. La ecología, los conflictos en el medio oriente, la emergencia de movimientos religiosos intolerantes que pondrían en jaque a las sociedades occidentales, el notorio y progresivo clamor de libertad en los países del este europeo,  la diversidad sexual, el aborto, el declive de los partidos políticos y la apatía ciudadana,  el progreso tecnológico y científico, en fin, muchísimos y diversos temas que despertaban su interés y su reflexión.
Por supuesto la evolución de los acontecimientos en el Chile dictatorial era conversación obligada, al igual que los desafíos que se le presentaban a las fuerzas políticas nacionales para la recuperación de la democracia en un momento en que la represión era feroz y que la dictadura asesinaba y torturaba sin conmiseración a  sus opositores fueran estos de izquierda, de centro, de derecha, curas, estudiantes o simplemente personas que con mucha discreción ejercían alguna crítica.
Su agudeza intelectual y su capacidad reflexiva contribuyeron sin dudas a acelerar la dinámica ideológica  renovadora que junto a Jorge Arrate y otros dirigentes lograron imponer en el Partido Socialista. Igualmente su lucidez  política le motivó a dejar que fueran otras figuras las que llevaran adelante este complejo proceso destinado a recuperar la democracia y a presentar un proyecto de gobernabilidad creíble para Chile, retirándose de la acción política, pero no por ello dejar de opinar y de contribuir al desarrollo de un socialismo democrático.
Asumió con valor su responsabilidad durante los mil días del gobierno de Salvador Allende y sin vacilaciones decidió cargar con la responsabilidad de los errores cometidos durante la experiencia popular. Su divulgada frase resume esa posición: “Mientras yo sea el gran culpable del fracaso de Allende, todos los demás pueden dormir tranquilos”.
Sin embargo, se encargó igualmente con argumentos irrebatibles de denunciar una conspiración que remontaba a los años 60; de desenmascarar a los verdaderos culpables del trágico final del gobierno de salvador Allende y de los asesinatos cometidos contra René Schneider y Carlos Prats, además de otros miembros de las Fuerzas Armadas y de civiles en atentados planificados y ejecutados por la derecha y por la CIA.
En diversas ocasiones se refirió igualmente a la risible imputación de que su discurso del 9 de septiembre en el Estadio Chile fue la causa que  gatilló el Golpe 48 horas más tarde. Mucho se ha especulado sobre ese discurso; sobre todo por parte de quienes que  sin haberlo leído  han tenido un interés particular por descargarse de culpas, de desautorizarlo políticamente y de imputarle la felonía de las Fuerzas Armadas. ¿Qué fue lo terrible de su alocución?
La respuesta es simple. Por una parte, haber hecho pública la serie de atentados terroristas de la derecha contra la democracia y contra el gobierno de Salvador Allende, enumerando cada uno de ellos y, por otra parte, haber leído una carta de los marineros anti golpistas dirigida al Presidente de la República en la que denunciaban los preparativos sediciosos de la marinería y las brutales torturas a las que fueron sometidos  por haberse opuesto a esas tentativas y haber denunciado los hechos.  Como corolario de ello, anuncia con dos días de anticipación el Golpe de Estado, la sedición de la marina y  manifiesta  que el Partido Socialista se opondría a cualquier tentativa golpista y que resistiría a ello en defensa del gobierno legítimo.  Eso es la sustancia de su alocución en la concentración convocada en el Estadio Chile y que desató las iras de las Fuerzas Armadas y de la derecha al ser sorprendidas y denunciadas públicamente por sus acciones golpistas. Hay que agregar que  Altamirano  estuvo desde el comienzo en desacuerdo con la  realización de ese acto, pero que finalmente tuvo que acceder por insistentes presiones de su Comisión Política. 
El pensamiento político de Carlos Altamirano se encuentra en los importantes libros que publicó, en sus sustantivos discursos, en la publicación de Patricia Politzer: “Altamirano”, en el importante libro de Gabriel Salazar:”Conversaciones con Carlos Altamirano: Memorias Críticas” y en su actuación en la vida nacional e internacional. En todo ello se descubre su lucidez intelectual, su capacidad crítica, su cartesianismo desconcertante   y sobretodo su honestidad.
Sus últimos años no estuvieron exentos de amarguras. La pérdida de su segunda  esposa Paulina Viollier, de su primera esposa Silvia Celis, el vivir alejado de dos de sus hijas residentes en el extranjero, por consecuencia del exilio y la partida de muchos de sus amigos a los que sobrevivió. Hubo igualmente la amargura política que perduró hasta el final, al ver cómo el partido Socialista se acomodaba en el poder y con el neo liberalismo imperante.
A pesar de su edad avanzada asistía a actividades culturales, a encuentros con sus antiguas amistades y a los almuerzos de los días miércoles en casa de sus buenos amigos Manuel Valenzuela y Norma Henríquez. A esos almuerzos  asistíamos un pequeño  grupo entre los que se contaban Jorge Arrate, Eduardo Trabucco, Carlos Ominami, Darko Homan  y Patricio García. Las conversaciones giraban generalmente en torno a  dos   temas fundamentales: la actividad cultural y la política nacional e internacional. En ambos, Carlos brillaba, demostrando que a pesar de su edad y de su bastón, mantenía su genio y lucidez intactos.
Murió tranquilo, sin sobresaltos, como mueren los hombres buenos. 


“Y  se alzaron los pañuelos de todos los adioses”


(Frase de Salvador Allende que gustaba mucho a Carlos Altamirano)




sábado, 22 de junio de 2019

Y EL MUNDO CONTINÚA LOCO (Tercera parte y final)


                                                                                                                                       


                                                                                                                                    
El  paseandero fantasma del que ya hemos hablado, aunque tímidamente y con un rostro casi humano, ya había recorrido América Latina durante  el siglo XX  dejando huellas muy profundas en algunos de los países visitados y una tentadora voluntad de imitación en otros.
Me refiero fundamentalmente a  la emergencia de las ideas populistas expresadas por algunos carismáticos dirigentes políticos entre los que se destaca el peruano Víctor Raúl Haya de la Torres fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, en 1924, y a las experiencias populistas gubernamentales que tuvieron lugar con posterioridad a la segunda guerra mundial en Argentina,  en Bolivia, en  Brasil, en Costa Rica, en Ecuador, en México o en Venezuela impulsadas por Juan Domingo Perón, por Víctor Paz Estensoro, por Getulio Vargas, por José Figueres ,por Velazco Ibarra, por Lázaro Cárdenas,  por Rómulo Betancourt  respectivamente y en menor medida por Carlos Ibáñez del Campo en Chile.
Esas ideas populistas priorizaban la libertad, el ejercicio democrático a través de un liderazgo fuerte muy  vinculado con las masas desposeídas aglutinadas en sindicatos poderosos o en otros movimientos, con un lenguaje nacionalista, antiimperialista y una propuesta de desarrollo económico, industrial y agrario inclusivo, no dependiente, junto a un Estado democrático, protector, solidario  y redistributivo.
Muchos de los movimientos o partidos políticos que se fundaron en torno a esas ideas, aunque con importantes variaciones y altibajos, algunos bastantes golpeados por la corrupción  y desfigurados por la acción de las feroces dictaduras militares que asolaron al continente, dejaron como herencia ideas que  mantienen cierta actualidad en el escenario político latinoamericano o partidos políticos como el APRA en Perú , el Partido Justicialista o Peronista en Argentina, el Partido Revolucionario Institucional en México, o el Partido Liberación Nacional en Costa Rica.
Obviamente ese populismo perteneció a un momento histórico  con un contexto socio político específico en que se buscaba por sobretodo la participación popular como una forma de perfeccionamiento democrático apoyando un liderazgo carismático prometedor de bienestar general.
El fantasma tratando de vestirse con traje de neopopulismo, a partir de los años 90 ,trajo  aparejado otros flagelos, que aunque igualmente antiguos, aparecen extremadamente amplificados: Corrupción en la política y voluntad de perpetuarse en el poder.
La corrupción en la política, cuya mácula se ha extendido a todo el continente y de formas diversas, incluido el narcotráfico, ha  estado y está  mancillando a gobiernos y partidos entre los que se destacan México, Colombia, Brasil, Argentina, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Venezuela y hasta el  beato Chile, solo por nombrar los más conspicuos.  
Desde 1990 alrededor de 40 presidentes, ex presidentes y vice presidentes de diferentes repúblicas han estado involucrados ante la justicia por casos de corrupción y la mayoría de ellos han sido condenados, apresados o amnistiados. Esto, como diría Borges, sin contar parlamentarios, dirigentes de partidos o, ex dictadores militares o miembros de las fuerzas armadas o de la policía.
La voluntad de perpetuarse en el poder es igualmente un fenómeno antiguo en nuestro continente. De las dictaduras ilustradas y satrapías que se conocieron a inicios y  mediados del siglo XX y que grandes novelistas como García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier o Mario Vargas Llosa inmortalizaron, pasamos a partir de finales de los años 80 a gobiernos de emanación democrática legítima que, algunos de ellos, encandilados y sedientos de poder iniciaron, con argumentos diversos y apelando siempre al pueblo, maniobras jurídicas para cambiar las Constituciones y  asentarse por tiempos indefinidos como gobernantes  rompiendo abruptamente las reglas democráticas y derivando a estados intolerantes e ingobernables.
En los últimos 40 años muchos gobiernos que podríamos catalogar de populistas a unos y a otros de revolucionarios,  han intentado  con resultados diversos de estirar al máximo sus mandatos. Ello ha ocurrido en Perú con Fujimori, en Colombia con Álvaro Uribe, en Cuba con los hermanos Castro, en Bolivia  con Evo Morales, en Ecuador con Rafael  Correa, en Nicaragua con Daniel Ortega o en Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, este último creando además  Asambleas Nacionales  Constituyentes para lograr sus fines políticos cuando las elecciones le son adversas. Incluso en Costa Rica, ejemplo de democracia y que nada tiene de populista, el intachable Oscar Arias interpuso ante la Sala Constitucional de su país un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley 4349 para obtener un segundo mandato y lo logró. En otros casos las ansias de continuar en el poder se materializan a través de los vínculos familiares como lo han mostrado algunos ejemplos emblemáticos de este continente.
Más allá de la diversidad política de esos gobiernos y de sus descargos para justificar sus autoritarismos y maniobras anti democráticas,  es innegable que  sus desmesurados apetitos han contribuido enormemente a la pérdida de legitimidad y al desprestigio de la política.
Hoy en día el fantasma camaleón está nuevamente mutando y se nos aparece cubierto por una túnica cuya marca es la del ultra derechismo y lo fundamental de su mensaje destinado a obtener el apoyo popular, es la mentira, el miedo, el temor y la denuncia de culpabilidad de todos los males que aquejan al país a una élite política corrupta e incapaz de gobernar y de cumplir sus promesas electorales.
Este discurso ha sido esgrimido y adoptado últimamente por la derecha y la derecha extrema latinoamericana logrando no solo la desafección ciudadana hacia la política y el abstencionismo, sino además  en algunos casos, desplazar a gobiernos progresistas con el apoyo ciudadano y en otros, a  configurarse como importantes movimientos políticos.
Tal vez lo más ilustrativo de esta situación se ha dado últimamente  en Argentina y en Brasil países en que  la acción política se está judicializando con acusaciones justificadas o no de corrupción, cohecho,  malversación y otras, además de la inmisión de los operadores de justicia en algunos casos emblemáticos con fines político- personales.
Argentina luego de la dictadura cruel que la azotó y de haber experimentado, ya en democracia, el populismo neo liberal del peronista Carlos Saúl Menen , durante la gestión  de Fernando de la Rúa, conoció una de las más violentas crisis económicas de la historia de Latinoamérica que terminó con la caída de tres presidentes  y que permitió, luego de la normalización que llevó a cabo el Presidente Duhalde, la llegada al gobierno de Néstor Kirchner y a su muerte, la de su esposa, totalizando entre ambos 15 años de gobierno que lograron en parte la recuperación económica del país, sobre todo durante el mandato de Néstor Kirchner.
Las reformas sociales impulsadas por el gobierno progresista de  Cristina Fernández le concitaron un fuerte apoyo popular, pero debido a la nueva crisis económica, a la lucha por el poder al interior del peronismo y a la corrupción, ese apoyo fue insuficiente para impedir la llegada del neoliberal y derechista Mauricio Macri.
Las políticas económicas de Macri son las mismas que emanan del recetario del consenso de Washington y de los inútiles consejos del Fondo Monetario Internacional.  El resultado ha sido un mayor endeudamiento, una profunda crisis económico- social, una inflación disparada al igual que el precio del dólar, lo que tiene a la Argentina nuevamente al borde del colapso.
Han sido inútiles los llamados al miedo y al odio empleado por Macri, así cómo las acusaciones de corrupción contra Cristina Fernández y la inmisión del ejecutivo en otros poderes del Estado, como el judicial, para perjudicar a la ex presidenta o el apoyo político que el presidente Bolsonaro de Brasil ha tratado de prestar a su homólogo argentino. Todo parece indicar una vuelta del peronismo al país trasandino.
Brasil desde los inicios del 2000 y particularmente desde 2003 con la accesión de Luis Ignacio Lula Da Silva a la presidencia, ha conocido períodos de bienestar y de desgracia.
El bienestar se vivió con los 8 años en que Lula ejerció la Presidencia desde el 1 de enero de 2003 al 31 de diciembre del 2010. Su mandato trajo prosperidad  y un enorme desarrollo económico para al país. Sus medidas sociales, entre las que se destacan Hambre Cero y Bolsa Familia, permitieron salir de la pobreza a 30 millones de brasileños. Ello le valió a Lula el reconocimiento nacional y una enorme popularidad de más de un 80% de aprobación al término de su segundo período presidencial.
Las complicaciones y las desgracias comenzaron durante el mandato de su sucesora Dilma Rousseff quien debió afrontar los efectos de la crisis económica mundial y  de las investigaciones por corrupción hacia la empresa estatal Petrobras. Rousseff no pudo terminar su segundo período debido  a esas investigaciones judiciales cuyos resultados hicieron derrumbarse a la institucionalidad brasileña y al poder político. El Senado brasileño la declaró culpable de maquillar cuentas fiscales y de firmar decretos de orden económico sin el respaldo del Congreso, destituyéndola a fines de agosto de 2016. Con anterioridad, la mayoría de su gabinete debió renunciar por las implicaciones con Petrobras.  
Su ex vicepresidente y sucesor,  Michel Temer, líder de la conspiración político-judicial contra la presidenta,  asume a partir del 31 de agosto de 2016 hasta el 31 de diciembre de 2018, siendo también  salpicado  por los escándalos de la red de corrupción Lava Jato, al igual que sus ministros. Acusado de sobornos y lavado de dinero fue detenido y juzgado en marzo de 2019.
Hay que recordar que el caso Petrobras  se inicia en la ciudad de Curitiba en 2013, con  investigaciones ligadas al blanqueo de divisas a través de unas casas de cambio  y luego a los mecanismos que se utilizaban para blanquear capitales como los lavaderos de automóviles; de allí el nombre de Lava Jato. En 2014  se establecen las conexiones con Petrobras y las de ésta con diferentes empresas de construcción entre las que se destaca Odebrecht y  OAS, junto a las ramificaciones nacionales e internacionales de sobornos y latrocinios a funcionarios, empresas y partidos políticos brasileños y latinoamericanos por más de 2.500 millones de dólares.
Las investigaciones fueron conducidas por el juez federal Sergio Moro, en estos momentos Ministro de Justicia y de Seguridad Pública del  presidente de Brasil.
Moro con sus investigaciones conmocionó a la ciudadanía procesando y encarcelando a centenares de dirigentes políticos. Entre ellos al más conspicuo: Lula Da Silva, actualmente en prisión desde abril de 2018, acusado de corrupción pasiva por haber beneficiado a la constructora OAS y haber recibido a cambio un departamento de tres pisos en la localidad de Guarujá, puerto turístico a 90 kilómetros de Sao Paulo. Acusación muy contestada jurídicamente al no existir elementos probatorios concretos y sospechas hacia Moro de haber orientado e influenciado  la investigación con fines políticos y personales en colusión con los fiscales.
Las recientes revelaciones del sitio Web “The Interceptor” muestran la fuerte politización de la justicia al evidenciar las manipulaciones de Moro y la colusión  entre jueces y fiscales para condenar a Lula, cuya condena le impidió  presentarse a la elección presidencial para suceder a Temer y ante ello, apareció la figura de Jair Bolsonaro que finalmente gana la elección presidencial.
El mandato de Bolsonaro se ha caracterizado hasta el momento por su autoritarismo, sus posiciones racistas e intolerantes, su admiración por Trump y por dictadores represivos, además de  su voluntad de aplicar profundas medidas económicas neo liberales dejando de lado los significativos aportes sociales de los gobiernos de Lula y Rousseff. Ello le está trayendo un rechazo importante de aquellos que lo eligieron y profundizará en el corto plazo las fisuras existentes en la sociedad brasileña.
Visto lo anterior vale preguntarse ¿qué está pasando en nuestro continente y en el mundo en general? ¿Cuándo comenzó esta debacle? ¿Porqué los partidos políticos  progresistas tradicionales han perdido influencia en muchos países o han desaparecido o han sido reducidos a su más mínima expresión, ocupando su lugar movimientos de extrema derecha que han asumido la conducción de esos gobiernos? ¿Qué hacer para salir del pantano?
Preguntas fáciles y respuestas complicadas que nadie por el momento está en condiciones de entregarlas de manera objetiva y menos de entregar las recetas para superar las crisis políticas actuales.
Solamente para finalizar haré algunas consideraciones generales con ciertas pistas que tal vez aporten a la búsqueda de soluciones.
En primer lugar muchas de las dificultades señaladas aparecen fuertemente a finales de los años ochenta e inicios de los años 90 como resultado de dos situaciones.
La primera y de la cual ya hemos hablado son las secuelas y herencias dejadas por las dictaduras militares y gobiernos corruptos que contribuyeron a crear una mentalidad consumista, individualista, poco solidaria y con valores desposeídos de toda ética.
La segunda se relaciona con las profundas transformaciones que desencadenó la globalización. La apertura de mercados y la riqueza que fue creada por este fenómeno no tenía antecedentes en la historia económica, aunque la repartición de esa riqueza fue extremadamente desigual con millones de personas en la precariedad e inseguridad. Esa situación se acrecentó más aún con la emergencia de lo que podríamos denominar un “derecho de la globalización” de vocación puramente económica y de una evolución infinitamente mayor y más eficaz que la “globalización de los derechos sociales y laborales”.
Lo anterior se acompañaba de un conflicto ideológico relevante  que se refería al significado de un desarrollo planetario orientado solo hacia una sociedad de mercado que se caracterizaba por  un crecimiento de las desigualdades de todo tipo y no orientado hacia la universalización del conjunto de los derechos que permitiese a la vez el desarrollo económico y el social. El conflicto con altos y bajos pareció resolverse por la primera de las orientaciones lo que trajo aumento de las desigualdades, pobreza, conflictos, crisis, dependencia e implantación de gobiernos que fueron derivando paulatinamente al populismo autoritario o que terminaron derrotados por la derecha o por la derecha extrema. Aquellos que se encaminaron por la vía de las reformas para superar la desigualdad terminaron sucumbiendo sea por la corrupción o por sus propias incapacidades político-técnicas,  contribuyendo así a la deslegitimación de la política,  a la apatía ciudadana  al abstencionismo y a la desintegración de los partidos progresistas tradicionales que acomodados en el poder y a veces mancillados por la corrupción, fueron incapaces de transmitir un mensaje a la ciudadanía, faltos de un proyecto motivador.
Costará superar estos complejos momentos. Sin embargo hay algunas pistas que será necesario seguir.
La primera es la necesidad de elaborar un proyecto político social transformador que tienda a modificar los actuales esquemas socio- económicos, rescatando todos los aspectos positivos actuales. Ese proyecto de futuro debe poner énfasis en lo que le faltó a la dinámica globalizadora: lo social. Fundamentalmente la justicia social y la lucha por terminar con la desigualdad existente.
La segunda es la valoración y el respeto de la democracia y el rechazo a todo autoritarismo o dictadura sea ella de derecha o de izquierda, incorporando la batalla contra la corrupción a todos los niveles de la sociedad.
La tercera es el rescate de los valores humanistas  como el respeto a la democracia, a los derechos humanos, a la no discriminación, a la tolerancia, a la solidaridad y a la lucha por la paz universal. De igual manera la preservación del medio ambiente, de los recursos naturales y los aportes de las nuevas tecnologías deben ser abordados e incorporados para la elaboración de un proyecto renovador y de futuro.   
Cuestiones tan elementales que hoy parecen formar parte de un proyecto revolucionario como el derecho a la gratuidad de la educación y de la salud pública para la población, dejando la opción de lo privado para quienes lo deseen, así como salarios y pensiones decentes deberían ser objeto de una incorporación transversal a todo proyecto político.
Finalmente un proyecto de nación se construye con una poderosa fuerza social mayoritaria, con organizaciones sindicales y de la sociedad civil potentes  y con los necesarios consensos nacionales que deben ser construidos a través de la verdad, de la probidad, de la convicción, de la razón y del diálogo.
Tal vez así podremos reconstruir algo de lo perdido.

Junio 2019.