martes, 10 de septiembre de 2013

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.

                                                                                                                                     Agustín Muñoz V.
 
 
 
Hoy 11 de septiembre de 2013 se cumplen cuarenta años del golpe militar chileno que puso fin a una democrática, pacífica y revolucionaria experiencia de mil días conducida por el Presidente Salvador Allende, quien muere en La Moneda defendiendo la institucionalidad y dejando para la posteridad un ejemplo de consecuencia política.
Con motivo de este aniversario la sociedad chilena se ha manifestado de diferentes formas. El gobierno ha emprendido recordatorios en un intento de reconciliación nacional. Los partidos políticos de izquierda han elaborado una intensa agenda política y cultural para recordar a sus mártires y para que las atrocidades cometidas por la dictadura militar y por los civiles que dócilmente la acompañaron en sus crímenes, no sean olvidados. Ha habido una proliferación de presentaciones de libros, de debates, de proyecciones de videos y films que muestran y analizan los años previos a la Unidad Popular, su advenimiento y las causas de su derrota, insistiendo en la responsabilidad que les cupo a los Estados Unidos , a la derecha, a la Democracia Cristiana y a los partidos políticos de izquierda.
En medio de una diversidad de declaraciones y de innumerables debates y toma de posiciones, en las semanas previas a este triste aniversario, se ha venido gestando una peligrosa tendencia cuyo objetivo es establecer una culpa colectiva tanto de los actores políticos y en general de la sociedad chilena de esos años. La tesis ha sido muy simple. Para avanzar hacia el futuro como nación y terminar con el pasado que nos divide, es necesario iniciar un proceso de reconciliación nacional, en el que cada uno de los protagonistas de entonces reconozca sus errores y su contribución al clima de intolerancia, de confrontación y de violencia del período del que nadie estuvo exento. En esta voluntad de involucrar al conjunto de los actores políticos de centro, de derecha, de izquierda y a los ultras de cualquier color político, la derecha ha sido extremadamente agresiva y en cierta forma hábil, pues ha logrado también cautivar a algunos personajes de la oposición.
La agresividad tiene su mejor expresión en el senador Alberto Espina (RN), quien declara públicamente que la izquierda de la época es la única culpable de lo que sucedió el 11 de septiembre de 1973. La faz opuesta es la del senador UDI, Hernán Larraín quien en el momento de presentar un libro editado conjuntamente con un ex senador socialista, pide perdón “por no haber colaborado de modo suficiente a la reconciliación en mi trabajo”.
El Presidente de la República, Sebastián Piñera, también ha realizados algunos aportes de interés. En una entrevista concedida hace algunos días a un medio de prensa expresa que durante la dictadura se atropellaron de manera permanente y sistemática los derechos humanos y las libertades esenciales, agregando que en estas violaciones no solamente participaron militares, sino que también hubo civiles, a los que denomina “cómplices pasivos”, que estando al corriente de lo que ocurría no hicieron nada; u otros, que no quisieron saber lo que sucedía y que tampoco hicieron nada. Luego se refiere a jueces y miembros del poder judicial, así como a periodistas que avalaron las atrocidades encubriéndolas o ignorándolas; refiriéndose sin lugar a dudas a los medios de prensa de la época liderados por El Mercurio, La Tercera y La Segunda; a serviles periodistas muchos de los cuales ya han fallecido y ciertamente a personajes que mancillaron el poder judicial como Urrutia Manzano, Israel Borquez y tantos otros magistrados que sirvieron como lacayos al régimen de facto.
En cuanto al tema de solicitar el perdón por los actos cometidos, Piñera estima que ello es un acto individual, refiriéndose de manera clara a diversas manifestaciones de perdón expresadas durante esos días por algunas personalidades políticas. Emerge entonces, nuevamente, el complejo tema del reconocimiento de culpas y del perdón.
El primero en realizar históricamente un mea culpa sobre el rol jugado entre fines de los años sesenta y los setenta, fue Patricio Aylwin, primer Presidente post dictadura y uno de los más encarnizados opositores a la Unidad Popular y al Presidente Salvador Allende. El emocionado pedido de perdón de Aylwin se realiza al inicio del periodo de transición, con motivo de la presentación del informe Rettig primer intento serio para mostrar a Chile y al mundo los crímenes de la dictadura. Más recientemente hubo otras experiencias.
Juan Emilio Cheyre, comandante en jefe del Ejercito de Chile, sin entrar directamente en la vía de los perdones, reconoció en noviembre de 2004, a través de una publicación titulada “Ejército de Chile: el fin de una visión”, que su institución participó en las violaciones a los derechos humanos durante el período de la dictadura militar. Agrega Cheyre algo de suma importancia: que aunque las actuaciones del Ejército se dieron en un escenario de conflicto generalizado, las violaciones a los derechos humanos no podrán nunca tener una justificación ética. Importantísima toma de posiciones de un comandante en jefe que durante su carrera como oficial fue testigo de cómo su institución participaba de numerosos casos de asesinatos y otras violaciones a los derechos humanos, entre otros, el paso de los integrantes de la llamada “caravana de la muerte”, cuando servía como teniente en el regimiento de La Serena. Cheyre no pide perdón, ni a título individual ni colectivo; pero sí reconoce que su institución participó activamente en violaciones a los derechos humanos y que ello no tiene justificación alguna.
Andrés Chadwick, actual Ministro del interior, ex colaborador y activo partidario de la dictadura militar reconoce, en una entrevista televisiva en el año 2012, que durante el gobierno militar se violaron brutalmente los derechos humanos y se arrepiente de haber sido partidario de un régimen en que se cometían atrocidades, las que condena y de no haber hecho nada para impedirlas. Este planteamiento lo reitera públicamente hace algunas semanas. Reconoce, condena, se arrepiente, pero no le solicita perdón a nadie.
La Asociación Nacional de Magistrados del Poder Judicial en un reciente comunicado pide perdón por las omisiones impropias de su función durante la dictadura, agregando que no es posible eludir su histórica responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos, poniendo de relieve de manera especial el que hayan declarado inadmisibles miles de fundados recursos de amparo que de haber sido acogidos hubiesen salvado muchas vidas, el no haberse apersonado a los centros de detención y torturas y la sistemática negativa a investigar los crímenes denunciados. Invocan finalmente a los Jueces de la corte suprema a romper el pacto de silencio y realizar un mea culpa similar.
Algunos dirigentes de la oposición han ingenuamente entrado en este juego de arrepentimientos, perdones y autocríticas. El senador socialista Camilo Escalona, quien fuera dirigente estudiantil durante la Unidad Popular manifiesta que en aras de un compromiso tendente a reafirmar la democracia y evitar la confrontación, pide perdón “ por la conducta que yo pude tener de ser parte de la polarización y de una confrontación que nos llevaba a enfrentarnos a miles de estudiantes en la calle a peñascazos y de manera enteramente descontrolada, por el grano de arena que involuntariamente yo pude haber colocado en la agudización de esas contradicciones…”. Pero no es el único. A ello se suma otro importante dirigente del socialismo chileno, Osvaldo Andrade, Presidente de la colectividad quien de manera más cautelosa e inteligente respalda la posición de Escalona y agrega que como presidente del PS no tiene problemas en pedir disculpas o hacerse una autocrítica por el accionar pasado, recordando que esto ya fue realizado por la “Renovación Socialista” antes del advenimiento de la democracia.
El ex presidente Ricardo lagos, la senadora Isabel Allende y el ex ministro Sergio Bitar han también intervenido, expresando sus discrepancias con los personeros de izquierda que imploran el perdón. Ricardo lagos manifestó “No estoy de acuerdo con aquellos que creen que hay que pedir excusas por lo que hizo Salvador Allende en su gobierno. ¡No señor!". Agrega que sin dudas se cometieron errores durante la presidencia de Salvador Allende, pero no horrores, por lo que no es posible asimilar las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura, al gobierno de la Unidad Popular donde existía una clara separación de poderes que cumplía sus funciones y donde la democracia funcionaba . Los puntos de vista de Isabel Allende y de Sergio Bitar apuntan en el mismo sentido.
Cuesta entender esta desenfrenada carrera por solicitar perdón por actos cometidos en el ejercicio de funciones institucionales o políticas en un país que aún no ha cerrado las heridas producidas por el quiebre institucional y por los crímenes de la dictadura, la mayoría de los cuales están aún sin resolver, con pocos culpables detenidos y sin aclararse aún la mayoría de las desapariciones. Es difícil entender estas manifestaciones de perdón, sobretodo de parte de personeros de izquierda en un país que aún funciona políticamente en el marco de una Constitución elaborada por la dictadura; con un modelo económico idéntico al que impuso el gobierno de facto donde imperan las mismas fuertes desigualdades; con una legislación laboral que fue realizada bajo el régimen de Pinochet y con un sistema de elección binominal maquiavélicamente diseñado por el ideólogo de la dictadura, Jaime Guzmán. Sin descartar la sinceridad y la voluntad de reconciliación nacional de los que solicitan perdón, probablemente haya mucho de ingenuidad y de oportunismo en esas manifestaciones. En Chile el pedir perdón por actos políticos considerados erróneos no es frecuente. Hemos citado anteriormente algunos raros ejemplos durante los últimos veintitrés años y tal vez haya otros, pero sin dudas escasos, que hayamos omitido.
En otros países estas actitudes son más frecuentes, como en los Estados Unidos cuya tradición protestante invita al arrepentimiento público, por acciones públicas o privadas, lo que a veces aporta dividendo político al arrepentido. Esto es también frecuente en otras sociedades anglosajonas.
Sin embargo, la noción de perdón es más compleja, pues más allá de su amplio origen religioso, el denominador común es confundirlo con la disculpa, con el arrepentimiento y con otras nociones que lo hacen expandirse tanto en su concepto como en los ámbitos temáticos que abarca: filosofía, justicia, derecho, sociedad, religión etc.
Jacques Derrida filósofo francés fallecido en 2004, dirigió durante algunos años un seminario sobre “El perdón y el arrepentimiento”. Entrevistado por el sociólogo Michel Wieviorka, acerca del tema del perdón, Derrida expone de manera brillante tanto la génesis como la evolución y aplicación del concepto. En una de sus reflexiones Derrida manifiesta que el perdón perdona solamente lo imperdonable, lo que la iglesia llama el pecado mortal y que el perdón debe presentarse como lo imposible mismo. Uno de los daños imperdonables donde puede o no intervenir el perdón son los crímenes contra la humanidad y aludiendo a Hegel señala que todo es perdonable salvo los crímenes contra el espíritu.
En el concepto hegeliano la dictadura militar chilena cometió crímenes contra el espíritu y me atrevo a decir contra la humanidad, pues la tortura, los asesinatos y atentados cometidos en el extranjero en el marco de la Operación Condor, como fue el caso del general Prats, de Orlando Letelier, de Bernardo Leighton; los crímenes cometidos por la Caravana de la Muerte; los asesinatos de José Carrasco, de Eduardo Charme, de Tucapel Jiménez y de tantas otras personas; los restos calcinados de presos políticos descubiertos en los hornos de Lonquén,  los detenidos desaparecidos que aun no aparecen; los asesinatos del general René Schneider, del comandante Araya, edecán del Presidente Allende y otras acciones de terror cometidas a partir de fines de los años sesenta, constituyen lo imperdonable donde el perdón puede o no intervenir, siendo previo el reconocimiento de la culpabilidad, el arrepentimiento, la solicitud de perdón y obviamente la intervención de la justicia y el dictamen de la pena.
No fue la izquierda quien impuso el clima de terror y de confrontación en Chile. La historia ha sido clara y manifiesta. El informe Church del senado norteamericano, los documentos desclasificados y los testimonios de diversas personalidades cuya credibilidad es a toda prueba, así lo demuestran. La izquierda no tiene porqué arrepentirse ni pedir perdón por las terribles agresiones de que fue objeto. Los responsables del clima de terror y del golpe de estado fueron los civiles de la derecha, la gran mayoría de los demócratas cristianos, el gobierno de los Estados Unidos de la época con Nixon a la cabeza y los militares sediciosos. Ni los militantes ni simpatizantes de la Unidad Popular participaron del terror, ni impusieron la violencia. Afirmar lo contrario es querer transformar el pasado y manipular a la clase política actual en vías de una reconciliación nacional que será muy difícil de obtener sino se establece la verdad.
Los arrepentimientos y peticiones de perdón de nuestros líderes de izquierda por los pecados veniales cometidos, como las piedras lanzadas por Escalona, por su ingenuidad, nos obliga a evocar a Lucas en el Nuevo Testamento en sus versículos 23, 34: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
 
11 de septiembre de 2013.

martes, 6 de agosto de 2013

CURIOSIDADES

                                                                                                             

                                                                                                         Agustín Muñoz V.
 
En anteriores crónicas nos hemos referido a algunas cosas curiosas de la política o de sus actores. Habíamos evocado, por ejemplo, las revelaciones públicas de algunos gobernantes o candidatos a serlo, de conversaciones sostenidas con difuntos encarnados en animalitos, de apariciones, de diálogos con fallecidas personalidades a través de los sueños, de consultas a adivinos, de sahumerios, de limpiezas de auras, como quien acude a un salón de belleza, etc.
Basados en esos sobrenaturales intercambios nuestros líderes elaboran sus programas, sus proyectos de país y toman decisiones a veces trascendentales para la humanidad, la mayoría de las veces equivocadas. Tal vez esta pueda ser una de las razones del descrédito de los gobernantes y de la enorme desafección de la ciudadanía hacia la política, hacia los políticos y hacia sus instituciones.
Hace pocas semanas la opinión pública internacional fue sorprendida por otra curiosidad. Esta vez el protagonista fue nada menos que el primer ministro japonés Shinzo Abe. Al parecer la residencia oficial del premier estaba invadida por un espíritu errante o almas vagabundas. Shinzo Abe se negaba a ocupar su oficial morada pues desde mayo de 1932, fecha de un golpe de estado militar en el que fue asesinado el primer ministro de entonces Inukai Tsuyoshi, ocurrían extraños fenómenos en la residencia. Caminatas, pasos, carreras, conversaciones, gritos, carcajadas y otros ruidos perturbaban la nocturna tranquilidad de los moradores. Documentos de la más alta importancia para la seguridad nacional aparecían en los lugares más insólitos. Las vestimentas de los ocupantes que normalmente eran cuidadosamente preparadas y ordenadas en olorosos closets y placares de finas maderas, aparecían al día siguiente cubiertas de polvo, de barro y de excrementos. Los servicios secretos de Japón tuvieron que tomar cartas en el asunto y no solamente desplegaron los más modernos equipos tecnológicos para dilucidar el misterio, sino que además se redobló la seguridad del primer ministro y de sus familiares, sin resultado alguno. Al visionar una de las cámaras, de improviso apareció un aterrado gato con los pelos erizados y las orejas en ristre. El felino fue el chivo expiatorio y sirvió para dar una escueta respuesta a la pregunta escrita de un diputado opositor que cuestionaba sobre la existencia de fantasma: “no hay presencia de espectros ni se observan fenómenos sobrenaturales en la residencia”. Sin embargo, el primer ministro cambió de lugar de habitación, atemorizado probablemente por las situaciones vividas y por las estadísticas que muestran que, en los últimos 7 años, sus pares predecesores que habitaron el lugar tuvieron una duración media en el puesto inferior a once meses.
El mito de las ánimas en pena utilizado de manera magistral por el mexicano Juan Rulfo en Pedro Páramo, es una vez más superado por la superstición política.
Argentina nos sorprende nuevamente con otra de sus curiosidades, aunque esta vez mucho menos trágica que algunos episodios de su historia. Se trata nuevamente de Evita Perón, madre del pueblo argentino, ídolo de los descamisados y de los oprimidos. La pobre Evita que después de su muerte continuó sufriendo los altibajos de la política siendo denostada, insultada, sus despojos trasladados de un lugar a otro para evitar que fuera objeto de culto. Esfuerzos inútiles, pues su nombre y su imagen continúan siendo venerados hasta nuestros días por generaciones de argentinos y de extranjeros. A pesar de ello, la polémica persiste y esta vez sobre el terreno financiero pues el gobierno de Cristina Fernández, hace ya casi un año, sacó un nuevo billete de cien pesos con el rostro estampado de la sacrosanta Evita. Al parecer el billete ha sido objeto de algún maleficio pues es imposible obtenerlo en los cajeros automáticos. Los comerciantes se niegan a recibirlo argumentando que su falsificación es simple y que, además, una vez recibido, las ventas disminuyen sorpresivamente. Los cien pesos se han convertido en una seria disputa política entre gobierno y oposición pues el peronismo, si bien es cierto, ha aceptado en parte y a regañadientes su responsabilidad en la represión durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón, en lo que respecta a la figura de Evita no claudica, aunque aparezca en un ya casi devaluado billete. El Papa Francisco ha sido discretamente contactado por el Gobierno para una eventual intervención y éste se ha reunido ya en tres ocasiones con el Cardenal responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El máximo héroe de la independencia de la India, el pacifista y austero Mahatma Gandhi a quien Winston Churchill despreciaba y se refería como “al faquir medio desnudo”, nos sorprende ahora con episodios poco conocidos. Resulta que para probarse a sí mismo en su camino hacia la santidad, dormía desnudo con dos núbiles sobrinillas que además lo acariciaban y masajeaban cuotidianamente. Como dirían en Chili: Señores, no hay salud que resista.
Es sabido que al dictador Francisco Franco cuando salía a practicar su deporte favorito: la pesca de salmones; dos experimentados buceadores de su guardia personal le introducían los rosados peces en el anzuelo. Esa técnica le fue igualmente aplicada en Chile a Enrique Urrutia Manzano, servil Ministro de la Corte Suprema de Justicia durante la dictadura de Pinochet.
Lo que es menos sabido es que al todopoderoso dictador, por estrictas ordenes del Mamo Contreras, le introducían putas vestidas con uniforme de oficiales de la Fuerza Aérea o de la Marina para inflarle su ego de conquistador. Todo se desmoronó el día en que el Brigadier general reconoció a la hija de un destacado alumno suyo de la Academia de Guerra y del arma de artillería. La joven en cuestión aficionada a una droga dura, redondeaba sus fines de mes ejerciendo como meretriz en el Maeva. El Mamo fue severamente reprendido, de las jovencitas vestidas de oficiales nunca más se supo, se acabaron las fáciles conquistas , el padre de la muchacha fue dado de baja de la institución y Pinocchio debió internarse de urgencia en el hospital militar para practicarse exámenes sanguíneos.
Y ya que hablamos de chilito, no podemos dejar de mencionar una de las más recientes curiosidades políticas: la renuncia a la candidatura presidencial de Pablo Longueira, que aunque en contacto con el más allá, no pudo resistir a la enorme presión del más acá de Bachelet y cayó, según dicen los periódicos, en una profunda depresión. Hay otros sabrosos ejemplos de estas curiosidades políticas. Los dejaremos para una próxima crónica.
 
Piana, Julio 2013.

miércoles, 10 de julio de 2013

LO SOBRENATURAL Y LA POLITICA


 

 

                                                                                                                       Agustín Muñoz V.

 

Mackandal, el célebre protagonista de la maravillosa novela de Alejo Carpentier, El Reino de este Mundo, utiliza los rituales africanos y sus poderes sobrenaturales para encabezar una rebelión contra la opresión en Haití. Gracias a estos actos mágicos, toma formas de animales diferentes  en su combate  por la libertad. Ti Noel, otro de los personajes, descubre igualmente el arte de la transformación, aunque no la utiliza para los loables fines políticos de su amigo Mackandal quien a pesar de disponer de superiores poderes, no pudo evitar morir en la hoguera.

 Lo sobrenatural no ha estado solamente presente en la literatura universal, sino que ha formado parte de la práctica cuotidiana de importantísimos hombres y mujeres políticas  en la historia de la humanidad.

Catalina de Medici, consultaba en su palacio que hoy ocupa el Senado de Francia, al célebre astrólogo Nostradamus. Garibaldi frecuentaba una vidente que además le proporcionaba otros placeres. Hitler y Mussolini tenían sus propios oráculos y al beato Franco le introducían secretamente y a su pedido, a un adivino disfrazado de cura.

Son demasiado los casos de la historia reciente en que los gobernantes o aspirantes a serlo, recurren a lo sobrenatural.

El gran Charles de Gaulle, no dejó nunca de consultar oráculos y adivinos en los momentos de su lucha por la liberación de Francia. Siendo presidente del cartesiano país galo, veía con regularidad a Germaine Soleil, más conocida como Madame Soleil. Ella lo guiaba con tino por las procelosas aguas de la independencia de Argelia, de las conspiraciones, de los atentados contra su persona   y de mayo de 1968. Es famosa la frase de De Gaulle respondiendo a una consulta sobre el futuro del país: “Je ne suis pas Madame Soleil”.

Latinoamérica no ha estado exenta de situaciones sobrenaturales, algunas de ellas muy curiosas, pues forman parte del mundo de las apariciones.

Soplaba una agradable brisa estival que junto a la  protectora sombra de la buganvilia, hacia olvidar  el calor tropical de la bulliciosa y caribeña ciudad. Maduro meditaba en silencio con el rostro entristecido por la pérdida del líder y conductor de la revolución. Reflexionaba sobre el futuro del país, sobre la continuidad del modelo revolucionario, pensaba en el enorme desafío que debía enfrentar. Surgían sus temores de siempre: aquellos que lo embargaban desde sus inicios en el sindicalismo; sus angustias ante la falta de argumentos que lo conducían a veces a actuar de manera irracional, con violencia innecesaria, aun en importantes foros laborales internacionales. El comandante siempre lo apoyó, le daba la confianza necesaria: era su maestro, su padre, su sicólogo, su confesor. De improviso, los piares agudos de  los gorriones caraqueños interrumpieron sus meditaciones y una mezcla de estupor y  miedo lo invadió cuando el gorrioncillo de pecho amarillo vuela alrededor de su cabeza y le comunica que es el Comandante; que no se preocupe, que desde el mas allá lo protege, que  todo irá bien, que su rival interno, por muy Diosdado que se llame, esta jodido y que el jovenzuelo petimetre de Capriles fracasaría una vez más.

Más al Sur, en un exclusivo balneario bañado por  las heladas aguas del Océano Pacifico y frecuentado por lo más selecto de la clase política chilena, saboreando un pisco sour a la peruana acompañado de unas empanaditas fritas de locos y preparadas solo para los socios del exclusivo club de golf, Longueira da cuenta a una sorprendida audiencia  compuesta por sus amigos más cercanos, de la reciente y  larga conversación sostenida con el desaparecido senador Jaime Guzmán. Explica como el ideólogo de la dictadura se le aparece en sueños con su carita tal cual era, sin mimetismos ni licantropías, con sus lentes, con su fina  chaqueta burberry, limpiecito, oloroso y junto con convencerlo de la inocencia de dos senadores de la UDI involucrados en un escándalo de pedofilia, lo insta a lanzarse en defensa de los valores que se están perdiendo, de la moral cristiana y sobretodo de esa Constitución Política que tanto le costó elaborar para impedir que la voluntad del pueblo se materializara algún día. Con una voz entrecortada por la emoción dice que Guzmán lo acarició suavemente y con su dedito le indica un difícil sendero que culmina en un torrente de luz. Luego de esta aparición Longueira no tuvo dudas y se aventuró convencido del triunfo en la larga maratón presidencial. La primera señal la tuvo al derrotar a su oponente en las primarias y ello dice que es obra de su gurú  que lo protege y lo acompaña.

Se podría pensar que los dos párrafos anteriores escritos en cursiva, podrían ser parte de una novela o de un cuento cuyos protagonistas son seres ficticios. Pero la verdad es que no. Corresponden a situaciones reales, forman parte  de declaraciones a la prensa de dos importantes políticos de nuestro continente: Nicolás Maduro y Pablo Longueira. Sin embargo hay más.

Los cercanos a un ex presidente del senado chileno, aseguran, sin dar mayores precisiones,  que Salvador Allende le habla y le pide que evite la confrontación, que establezca alianzas con la oposición y que ignore a los irresponsables, a los fumadores de opio que preconizan irrealidades y demagogias que no podrán cumplirse.

José López Rega que fungió de secretario privado de Juan Domingo Perón durante el largo exilio del general utilizó, según los historiadores, sus poderes sobrenaturales  para aconsejarlo diariamente. Lo mismo, pero de manera más brutal, hacía con Isabelita, la joven esposa del depuesto Presidente a la que además  convencía de  privadísimos asuntos que iban más allá de la política. El Brujo, como era apodado López Rega, jugó un papel importante en la represión argentina entre los años 1974 y 1976, fundando la asesina organización Triple A. Diariamente el brujo le leía a Isabelita la bola de cristal, manipulando su accionar político cuando la antigua bataclana fue electa Presidenta. Cuando Isabelita era reacia hacia sus deseos y que ni las caricias, ni las  cartas, ni la bola de cristal la convencían, López Rega recurría a las golpizas, abofeteando duramente a la Mandataria. En los documentos encontrados en manos del agente chileno de la DINA, Arancibia Clavel, relativos a la operación Cóndor, aparecen los testimonios de estas golpizas, dados entre otras fuentes por el agregado militar brasileño de la época. (Ver documento A0000175.TIF del 5 de noviembre de 1974. Chile, Operación Cóndor, Arancibia Clavel).

Los sahumerios son frecuentes. El Chamán boliviano Chamalú  le ha practicado algunos a Evo Morales; Oscar Tinajero apodado “Guardián del Fuego” se los ha practicado al sub comandante Marcos y  juntos han emprendido la tarea del cambio del Calendario Maya. Igualmente este Guardián tan sui generis le inculcó al sub comandante la idea de emular al Che Guevara en un iniciático recorrido en motocicleta, a lo largo y ancho de  México.

Antes de su muerte Hugo Chávez sostuvo en diversos foros que en él se había reencarnado el espíritu de Sucre y de Bolívar. Esmeralda Queen una periodista estudiosa del Tarot de Marsella le leyó las cartas, aunque solamente los Arcanos Mayores, prediciéndole su rol político y su enfermedad. Junto a Fidel Castro que le servía de guía, Chávez visitó a los más importantes santeros cubanos y ambos se prometieron, sin cumplir,  visitar en Lomé, capital de Togo, a Dr. Zorro, conocido brujo del Marché de la Sorcellerie de la capital togolesa.

Los  políticos mexicanos han sido recurrentes en sus consultas a brujos, adivinos, chamanes y videntes y en la utilización de pócimas, grigis y magia negra para llegar y controlar el poder. Carlos Salinas de Gortari; Cuauhtémoc Cárdenas; Beatriz Paredes, alta dirigente del PRI; la esposa del ex presidente Vicente Fox, el actual presidente Peña Nieto han consultado videntes de manera periódica y muchos de sus vaticinios se han cumplido con precisión. De esto tampoco se han librado los sindicalistas. Dicen que Don Fidel Velásquez autor de la célebre frase, que ya forma parte del vademécum político: “el que se mueve no sale en la foto”, consultaba regularmente a una tarotista caribeña apodada Tinos, ello le permitió presidir la CTM por más de cuarenta años.

Claro, en algunas ocasiones la quiromancia ha fallado como fue el caso de Carlos Salinas de Gortari acusado de desfalco y exiliado en Irlanda o de  Elba Esther Gordillo, líder del profesorado mexicano quien terminó procesada y encarcelada.

Los tres últimos presidentes de Colombia han consultado a un vidente de la localidad de Pereira, quien les ha indicado el camino a seguir para derrotar a la guerrilla y al narcotráfico.

Son muchos e interminables los casos de la mezcla entre lo humano, lo divino y lo sobrenatural en la política. Antes estas prácticas se mantenían en secreto. Ahora son vox populi y nuestros políticos no se avergüenzan de escuchar voces, de ver aparecidos, de conversar con los muertos.

Aunque apasionantes, me quedo en el mas acá y con El Reino de este Mundo.

 

Julio 2013.

 

domingo, 16 de junio de 2013

Camilo Escalona y « El valor de la política »

                                             
 
                                                                                                                          Agustín Muñoz V.
 
 
 
 
El diario El Mercurio de Santiago publica, en la rúbrica “opinión” de su edición del 14 de junio de 2013, un interesante artículo firmado por Camilo Escalona, actual senador socialista y ex presidente del Senado, como él mismo se encarga de recordar.
Más allá de las legítimas sospechas que cualquier persona puede tener ante el hecho de que el conservador medio de comunicación chileno otorgue tribuna a un alto dirigente del Partido Socialista de Chile, que se caracterizó en el pasado por haber sido un duro opositor a la dictadura y defensor de los sistemas políticos de la RDA y de Cuba, a quienes realizó ditirámbicos elogios, es de mucho interés analizar lo que expone en un momento en que el senador aparece como persona poco frecuentable en los medios políticos cercanos a la Concertación y a la futura Presidenta Bachelet.
Los planteamientos de Escalona en líneas generales pueden resumirse en tres cuestiones fundamentales:
La primera es que en el Chile de hoy el problema más significativo es la desigualdad existente y la no disposición del sistema político por resolver ese problema esencial que la ciudadanía cuestiona fuertemente. La inexistencia de proyectos políticos nacionales y la carencia o inconsistencia de proyectos de sociedad de parte de corrientes de opinión y de partidos políticos contribuye, según Escalona, a que no se aborde este y otros temas prioritarios, poniendo en dudas la legitimidad de la democracia y que se privilegien propuestas demagógicas o populistas que no se podrán cumplir. El rol de los partidos se restringiría a lo que él denomina “canibalismo político para destruir al adversario aunque sea de sus propias filas”, haciendo alusión sin dudas a lo que le ha ocurrido a él mismo últimamente.
Su segundo planteamiento es que la democracia se ve igualmente afectada por la farandularización del espacio público. Incluye en ello al conjunto de los actores políticos, muy especialmente a los parlamentarios, que en un desenfrenado afán publicitario ignoran lo esencial de su rol de legisladores, consagrándose a tareas que no les corresponden para congraciarse con la gente, lo que ha motivado que los partidos descarten a los “buenos legisladores” para reemplazarlos por inconsistentes demagogos. La democracia, según el Senador, se ve afectada igualmente por la debilidad y desprestigio de los partidos políticos que han descuidado la fortaleza institucional, la formación de sus militantes y por la conexión existente entre política y dinero. Lo anterior conduce a que significativos actores políticos, ante el temor de ser repudiados, se presenten ante la ciudadanía como si no fueran miembros de los partidos a los que pertenecen, por el creciente desprestigio de los mismos.
Su tercer punto de vista es que para superar lo anterior es imprescindible un cambio en el sistema binominal a objeto de reinstalar el valor de la política basada en proyectos societales, en aras del interés nacional y no de cuotas de poder que perturban el camino hacia la reducción de la desigualdad.
Más allá de las fuertes, duras y hasta groseras críticas que ha recibido Camilo Escalona en los últimos días por sus posiciones bastante divergentes con la socialista candidata a la Presidencia de la República, es necesario, en primer lugar, reconocerle su audacia política y el mérito incontestable de querer insertarse en el debate nacional con ideas y propuestas sobre temas esenciales que son básicos para la modernización del país y para la reivindicación de la política. Otra cosa es que estemos o no de acuerdo con lo que expone o que consideremos que muchos de sus puntos de vistas pecan igualmente de un alto grado de oportunismo.
Nadie puede estar en desacuerdo con que el problema de mayor significación en América Latina y de Chile durante los últimos cuarenta años ha sido el de la Desigualdad. Más recientemente, en 2002, David de Ferranti, Vicepresidente del Banco Mundial constataba que América latina era el continente más desigual y que Chile era uno de los países más desiguales de Latinoamérica. En otras palabras, Chile era y sigue siendo uno de los países más desiguales del mundo, según el coeficiente de Gini, por la colosal concentración del ingreso en el sector de la población con mayor renta, en desmedro de la población más pobre. A pesar de que este fenómeno es de larga data y que ha sido transversal a la dictadura de Pinochet y a la Concertación, recién ahora la candidata Michelle Bachelet asume el tema con prioridad máxima. ¿Por qué el camarada Escalona no enarbolô esta bandera de lucha desde el advenimiento de la democracia en Chile y no la tuvo como objetivo político prioritario del Partido Socialista? ¿Por qué asume tan tardíamente este objetivo y una vez que ya ha sido avanzado por los movimientos sociales e incorporado al programa de la candidata a la presidencia? Aunque muchos puedan decir que más vale tarde que nunca, una aclaración de su parte podría ser de mucho interés, pues indudablemente que tiene razón cuando dice que no ha habido disposición del sistema político para resolver ese problema, olvidando que él ha sido un actor de primera línea en el sistema político de los últimos veinte años y que nada se hizo en ese sentido.
Tiene razón igualmente cuando habla de que la democracia se ve afectada por la farandularización del espacio político, por el canibalismo de la política, cuyo único objetivo es destruir al adversario, por el desprestigio de los partidos, de la política y por la expandida corrupción. Cuánta verdad hay en sus dichos, pero ¡qué falta de memoria y qué falta de autocritica al respecto! Olvida el Senador que él ha sido la principal figura de una tendencia hermética, sectaria y poco tolerante al interior del Partido Socialista; olvida a los innumerables funcionarios y operadores políticos que pagados con recursos del estado actuaban para su fracción. ¡Qué bueno que ahora recapacite sobre estos asuntos y ponga su experiencia al servicio de la ciudadanía!
En el mismo orden de ideas, ha sido de mucho interés su punto de vista cerca de que la carencia de proyectos políticos o de reformas sociales contribuye a poner en dudas la legitimidad de la democracia y facilitan la emergencia de propuestas demagógicas o populistas. Nuevamente tiene razón y nuevamente surge la interrogante del ¿porqué él mismo no asumió un liderazgo desde el parlamento o desde el Partido socialista preconizando proyectos políticos o de reformas sociales que hoy en día la ciudadanía asume? ¿Por qué ha cuestionado la aspiración ciudadana de una reforma constitucional a través de una Asamblea Constituyente, tildando a los que la preconizan de “fumadores de opio? Ello junto con darle legitimidad a la democracia habría permitido cambiar el sistema binominal que forma parte de su tercer planteamiento.
Tampoco explica cuales fueron las razones para que en los decenios en que gobernó la concertación no se haya jugado por una reforma tributaria que permitiera avanzar en la disminución de la desigualdad; en una justa reforma educacional; en la gratuidad de la educación o por una reforma del actual sistema de salud? ¿Por qué no se refiere a la necesidad de realizar una adecuada reforma laboral que permita terminar con la actual legislación, herencia de la dictadura y del Plan Laboral del hermano del actual presidente y que permita el desarrollo de empleos decentes, de una adecuada organización sindical y de una moderna negociación colectiva?
Se refiere igualmente, Camilo Escalona, a los peligros de las propuestas irresponsables que puedan conducir al populismo. Sin dudas las propuestas a las que hace alusión son las mismas que hoy día forman parte del programa de Michelle Bachelet y que en ningún caso podrían ser consideradas irresponsables o demagógicas. Me refiero a aquellas que dicen relación con la lucha contra la desigualdad, con la gratuidad de la educación, con reformas laborales, con reforma tributaria y obviamente la reforma constitucional, sin descartar la Asamblea Constituyente.
Conviene, sin embargo, recordarle al camarada Escalona que los diversos movimientos ciudadanos que han surgido en Chile y en el mundo, no han sido producto de estas propuestas que él considera irresponsables, sino por los déficits sociales y por las desigualdades que han conllevado la aplicación de políticas económicas neoliberales que han atentado contra los principios democráticos, contra la soberanía, contra el medio ambiente, contra el bienestar de la población y todo ello con la complicidad del sistema político y de los partidos políticos de izquierda y de derecha.
Contra ello se han alzado las voces de los indignados. La desafección hacia los partidos, hacia sus dirigentes y hacia la política es producto de lo anterior y de no tener respuestas adecuadas los peligros son muchos, entre otros el autoritarismo, la intolerancia y el populismo.
La democracia necesita de partidos y de instituciones políticas solidas y creíbles. Ello es un enorme desafío que la futura Presidenta de chile ha comprendido, no así nuestro honorable Senador socialista.