domingo, 27 de diciembre de 2015

Un mundo loco.


                                                        

 

Por Agustín Muñoz.

 

Es  difícil caracterizar en pocas palabras el año 2015. Sin lugar a dudas ha sido un año trágico, irracional, violento, plasmado de odios y de inconsecuencias en la mayor parte del globo.

Comienza  y termina  mal el 2015. El 7 de enero, el fanatismo radical religioso, representado por el Estado Islámico se ensaña contra el semanario parisino Charlie Hebdo, sembrando muerte, angustia, temor y destilando odio e  intolerancia. Lo mismo ocurre casi al término del año, el 13 de noviembre, en los mismos   históricos barrios parisinos. En calles por las que han desfilado las más importantes manifestaciones republicanas con figuras  ilustres como Jean Jaures, asesinado en 1914 en el “Café du Croissant”; Mitterrand; Jean Paul Sartre; André Malraux. En lugares aledaños a la imponente estatua de Marianne, en la Plaza de la República desde donde De Gaulle presenta el 4 de septiembre de 1958 su proyecto Constitucional. Marianne  símbolo de la democracia que se alza sobre las tres alegorías de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad fue estremecida por los gritos de los heridos y muertos por las balas asesinas de las kalavnikosh. Sitios empapados de un pasado de gloria, ahora mancillados por el odio.

Otros actos terroristas ya habían ensangrentado a la democracia francesa en 2015: la decapitación de un empresario en Sain Quentin- Fallavier, el ataque a tres soldados en Niza, el atentado al tren Thalis, el asalto al supermercado judío Hyper Cacher en la Puerta de Vincennes y a una imprenta, además de  otras acciones mortales en la periferia de Paris.

No hay, ni podrá haber  justificación alguna para ese terrorismo irracionalidad impulsado por el Estado Islámico que persigue causar pánico, terror y, sobretodo, cambiar los valores democráticos y   formas de vida de la sociedad  francesa por los de una sociedad encerrada en sí misma, intolerante, racista y totalitaria. Esto no puede ocurrir y más allá de las temporales medidas impuestas, a través del estado de urgencia, en beneficio de la seguridad ciudadana; pero que afectan las libertades individuales y colectivas, los franceses ha continuado  con su habitual estilo fraterno, solidario, republicano, amante de la vida y tratando de no confundir islamismo radical totalitario con el credo musulmán que es uno de los propósitos que persiguen los terroristas  de DAESH.

Estados Unidos, que en 2001 fue brutalmente golpeado con los ataques terroristas impulsados por Al Qaeda en Nueva York, fue víctima nuevamente del odio el pasado  2 de diciembre. Esta vez se trató de  la ciudad de San Bernardino en Los Ángeles, California, donde el Estado Islámico atacó un Centro social para discapacitados, asesinando  a 14 inocentes e hiriendo gravemente a 21 otras personas. Diversas amenazas de bombas en establecimientos educativos y actos de violencia con otras motivaciones políticas han obligado a las autoridades norteamericanas a impulsar medidas muy restrictivas que afectan la normalidad de los derechos ciudadanos.

Sin embargo. Europa y los Estados Unidos no han sido  las únicas víctimas de la demencia en este 2015. Rusia ha sido objeto del terror tanto en los aires como en tierra. El Medio Oriente, Asia y África han sido igualmente duramente golpeados. Lo político, lo racial y lo religiosos se mezclan en un torbellino de sangre que angustia y desespera.

Siria ha recibido tantos bombardeos como los que sufrieron Londres y Berlín durante la segunda guerra  mundial y ya la incoherencia política es rayana en lo inverosímil. Un conjunto importante de naciones participan en el conflicto contra el ISIS. Francia apoya a los rebeldes sirios que luchan contra el dictador Bachar Al-Assad, quienes a su vez reciben el apoyo de los Estados Unidos y de otras fuerzas de la OTAN. Estos rebeldes a su vez son atacados por el ejército sirio y por las fuerzas del Estado Islámico, abandonando, en manos de estas últimas, armas y pertrechos de guerra. Estados Unidos se alarma por la cantidad de vehículos Toyota en manos de ISIS y el gobierno japonés responde que la mayoría de ellos fueron comprados por la CIA. Turquía que en lo formal está contra DAECH, compra a estos últimos petróleo con el que financian sus actividades de guerra y de paso, los turcos, atacan a kurdos y rusos quienes, junto a los iraníes, consideran que el primer paso es apoyar al Estado sirio con Bachar Al- Assad a la cabeza y proceden a bombardear a miembros de ISIS y a los rebeldes sirios. Los franceses consideran ahora que lo prioritario no es derrocar a Bachar, sino combatir al terrorismo representado por DAECH y junto a los norteamericanos y al conjunto de la coalición internacional proceden,  además de los bombardeos por aire, a atacar las fuentes de financiamiento de ISIS fuentes que, como lo hemos dicho, están constituidas por el petróleo comprado por los turcos y los flujos financieros controlados por los países del golfo, Qatar, Arabia Saudí, ahora miembros de la coalición. Para continuar con la confusión, a los ataques aéreos se sumarán tropas de suelo constituidas exclusivamente por contingentes de los países árabes y fuerzas kurdas. Finalmente el 18 de diciembre los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptaron por unanimidad un texto que apunta a un reglamento político del conflicto, con una transición política y un calendario; pero sin hacer mención al tema de Al-Assad.

Esta tragedia de muerte y destrucción ha conllevado otra de proporciones. Se trata de los cientos de miles de refugiados que huyen de las zonas de conflictos, como Siria, Afganistán  Libia y países africanos, en busca de paz y de una vida mejor. Europa ha contemplado casi inerte los cientos de miles de personas desplazadas que se agolpan en Turquía, Grecia, Hungría, Croacia, Italia, Austria y luego en Pas-de-Calais, Francia, donde 6.000 refugiados han constituidos verdaderas villas miserias, favelas con escuelas, comercios y cafés, en espera de ser autorizadas a establecerse en Alemania, Inglaterra, países escandinavos o en Suiza.  Los llamados a la solidaridad han sido infructuosos y la inoperancia de la Unión Europea ha sido mayúscula. Alemania, cuya canciller Angela Merkel salvó en un comienzo la indiferencia europea ofreciendo acoger entre 800.000 y un    millón de inmigrantes; debió proceder, ante una masiva demanda de los desplazados y por las presiones políticas internas, al cierre de sus fronteras y a realizar exigencias de control draconianas en las fronteras turcas y griegas. Las negativas de la inmensa mayoría de los países europeos de dar refugio a los inmigrantes, la pasividad e impotencia de la UE, unido a las acciones terroristas de ISIS, ha conducido a que los estados renuncien a uno de los principios más fundamentales de la construcción europea: la libre circulación de personas, al Espacio Schengen y a un retorno a las llamadas reglas de Dublín que obliga a los refugiados a presentar sus solicitudes de asilo o refugio en el primer país europeo de ingreso.

La crisis de los refugiados y el aumento del terrorismo han producido  igualmente efectos políticos desastrosos en varios países con el aumento de la extrema derecha y de los movimientos xenófobos. En los Estados Unidos las declaraciones intolerantes del candidato a la primaria republicana, Donald Trump, acerca de la necesidad de que los ciudadanos lleven armas para responder al terrorismo y de no permitir el ingreso de musulmanes al país, han aumentado sus índices de popularidad. En Europa ha habido un alza en los porcentajes de la derecha extrema y muy recientemente la democracia francesa fue golpeada con los 7 millones de votos obtenidos por el ultraderechista Frente Nacional, motivando decisiones de alto costo político para los socialistas a través del llamado hecho por el Primer Secretario de ese Partido, por el Primer Ministro de Francia y por el  propio  Presidente de la República para que  los socialistas y  las fuerzas de izquierda votaran, en la segunda vuelta de las elecciones regionales, por la derecha republicana en tres sitios donde el FN había sido ventajosamente mayoritario. Uno de ellos  fue precisamente el  de mayor concentración de inmigrantes: Nord- Pas de Calais. Aunque el llamado logró su objetivo, los socialistas obtuvieron una minoritaria votación que  favoreció a la derecha, sobretodo en algunos simbólicos lugares como la región de Paris (Ile-de- France), donde el socialista, presidente de la Cámara de diputados, fue derrotado por la candidata derechista Valérie Pecrésse.

La baja socialista no solo se explica por las razones anteriores, sino también por la inconsecuencia del Gobierno presidido por Francois Hollande al no cumplir sus promesas electorales y  no aplicar su programa, desarrollando en cambio  políticas económicas neo liberales, de austeridad, de  rigor fiscal, de disminución de derechos laborales y otorgando 40 mil millones de euros al empresariado en haberes fiscales  a cambio de la creación de empleos. Huelga decir que en dos años de aplicación de estas granjerías fiscales, la tasa de desempleo ha continuado incrementándose y el poder de compra disminuyendo considerablemente.

La desesperanza francesa no ha sido el único caso en Europa donde las expectativas de cambio social se han visto frustradas. Tal vez el más significativo ha sido el de Grecia donde el izquierdista  partido Syriza obtuvo un claro respaldo popular en las elecciones de enero de 2015, a objeto de impulsar políticas económicas y sociales en beneficio de las clases populares en oposición a las de austeridad propiciadas por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), respaldo ratificado en el referéndum de junio de 2015. Pero aún así,  las esperanzas del pueblo griego se vieron frustradas pues el gobierno debió inclinarse y ceder a las exigencias del Eurogrupo, aplicando las neoliberales políticas que la voluntad popular griega había rechazado. Es decir: “Aquí no ha pasado nada”.

América Latina no ha estado exenta de alucinantes turbulencias políticas en 2015. Tal vez  lo más significativo  han sido los impactos políticos de la corrupción y del abuso de poder en  algunos de los principales países de la región.

Cuba recibió por tercera vez  en su historia a un  representante de Dios en la tierra el 19 de septiembre, en pleno proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y de fuertes presiones para poner término al bloqueo económico que afecta a la isla desde el inicio de la revolución. El Papa Francisco insistió en la necesidad de consolidar los vínculos diplomáticos, de avanzar hacia una normalidad comercial y de respeto hacia las personas. Tres aspectos bien encaminados desde el mes de junio de 2015 cuando se oficializa la normalidad diplomática, se abren embajadas  y  se comienzan a abrir puertas en el terreno del intercambio comercial sin poner fin al bloqueo. Sin embargo, en el terreno de las libertades democráticas y de  los derechos humanos las cosas no han variado, aún con bendiciones.

Guatemala conoció increíbles casos de corrupción que afectaron a las más altas autoridades de la República. El Presidente en ejercicio  Otto Pérez Molina estuvo obligado de presentar su demisión al cargo. Encarcelado por importantes escándalos de corrupción y desfalco al igual que la Vicepresidenta Roxana Baldetti, fue reemplazado por Alejandro Maldonado Aguirre hasta las elecciones del 6 de septiembre último que dieron una contundente  victoria al cómico de televisión Jimmy Morales.

La corrupción afectó duramente en 2015 la  popularidad del partido de los Trabajadores (PT) y  de la mandataria brasileña Dilma Roussef quien es objeto de una investigación judicial, mientras el país navega por aguas procelosas y con un  timón muy averiado y en México el Presidente Peña Nieto no logra, a pesar de su férrea voluntad, extirpar del país la desconfianza ciudadana ente la violencia, el caos y la delincuencia.

Argentina y Venezuela han sido fuertemente sorprendidos por la reacción del Soberano en las elecciones presidenciales y parlamentarias que ha habido en estos dos países respectivamente. En el primero, se pone fin a 12 años de un peronismo iniciado, luego de una de las más fuertes crisis económicas de su historia, por el fallecido  Nestor Kirchner y luego por su viuda Cristina Fernández en que más allá de las positivas  políticas sociales que favorecieron a las capas populares, los escándalos de corrupción, el ejercicio abusivo del poder y las divisiones al interior del peronismo contribuyeron a una estrecha derrota que permitió la llegada del ultra liberal  Mauricio Macri a la presidencia de la nación.

Nicolás Maduro en Venezuela sufrió una derrota de proporciones en las legislativas de diciembre de este año y la oposición logró imponerse en medio de un clima de odios, de violencia  y de recriminaciones. El chavismo conoce una dura humillación  luego de 16 años de ejercicio de un poder casi ilimitado. Es cierto que la muerte del carismático líder Hugo Chávez en 2013 y la espectacular caída del precio del petróleo afectaron la consecución de las  políticas sociales de Nicolás Maduro; sin embargo, no es menos cierto que la corrupción institucional y de personas ligadas al poder influenciaron la decisión popular en las urnas. Todo ello acrecentado igualmente por un abuso excesivo y arbitrario del poder, una justicia desprestigiada, además de una incapacidad manifiesta  para controlar la economía.

Como es sabido, Chile no ha escapado, ni ha salido indemne de la corrupción, pues el conjunto de la clase política se ha visto afectada por este fenómeno que durante largo tiempo se quiso ocultar o ignorar. El año 2015 dejará recuerdos muy amargos. En primer lugar en una Presidenta de la República que tuvo uno de los mayores respaldos ciudadanos de nuestra historia republicana y que culmina con bajísimos índices de popularidad debido a la falta de transparencia y tardía reacción a los escándalos de corrupción en los que se involucran primeramente  su nuera e hijo y posteriormente parlamentarios, ministros y altos funcionarios de la coalición gubernamental. Esta pérdida de  credibilidad y apoyo, unido a la baja en el precio del cobre, nuestra siempre principal fuente de ingresos y a las divergencias al interior de la coalición gubernamental  le impidieron continuar con la implementación de una serie de emblemáticas reformas sustantivas. Me refiero esencialmente, a la reforma constitucional, a la reforma educacional, a la reforma laboral y a la débil, pero necesaria reforma tributaria; todas ellas, tendentes a  terminar con la herencia institucional pinochetista y a disminuir nuestra  alta desigualdad que es una de las mayores del mundo. Han sido tantos los políticos y técnicos “chasquillas” que han intervenido en estas reformas, con el objeto de contentar a tirios y troyanos, que cada vez se entiende menos el sentido de las mismas y en el caso de la reforma laboral, desde los propios sindicatos se están alzando voces de que tal vez es mejor dejar las cosas como estaban en un comienzo para evitar males peores.

Fuera de lo anterior ha habido otros paradójicos hechos. La derecha chilena que desde el año 2014 había sido objeto de los mayores escándalos de corrupción en la historia de nuestro país y cuyos principales líderes fueron investigados y condenados por la justicia, aparece ahora dando lecciones de honorabilidad y bloqueando con tinterilladas las pocas acciones positivas de un gobierno agonizante.

El empresariado nacional, tanto el de las históricas familias patricias como el de nuevos ricos, involucrados igualmente en la corrupción política, salen nuevamente a la luz con otros latrocinios y colusiones económicas que muestran su tradicional apetito voraz por el dinero sin importar los daños causados al estado y a los consumidores.

La iglesia, el fútbol y nuestras Fuerzas Armadas han sido nuevamente protagonistas de escándalos morales y financieros cuyas proporciones aumentan cada día.

La izquierda y la Nueva mayoría, por su parte, asustadas y vergonzosas por haber recibido dinero de manos de sus antiguos esbirros buscan en primer lugar, al igual que la derecha, las fórmulas jurídicas o administrativas más viables para evitar   los rigores de la ley, entorpeciendo sin rubor algunas significativas iniciativas propuestas para evitar la corrupción y establecer la probidad. En seguida, la preocupación se centra en la próxima elección presidencial fijando  la atención en figuras que no hayan sido mancilladas por la escandalera o que estén poco ligadas a personajes involucrados, lo que cada día es más difícil. De esta manera aparecen históricos nombres que, en caso de ser electos, batirían todos los records de longevidad presidencial en la historia de Chile y de Latinoamérica, a excepción de República Dominicana que aún  lo sustenta con, el histórico “cortesano de la era de Trujillo”, Joaquín Balaguer.

Mal año este 2015 para todos, para la humanidad, para la paz, para la probidad, para la política.

¿El 2016 será mejor o tendremos que cambiar el título al célebre tango de  Astor Piazzola y Horacio Ferrer por el de “Balada para un mundo loco”?.

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Esta crónica fue publicada el 26 de diciembre de 2015, por el diario electrónico El Mostrador de Chile.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Atentado a la libertad


                                               

Por Agustín Muñoz.
 

La noche del 13 de noviembre será recordada como una de las más trágicas de la historia política francesa.
Ataques terroristas casi simultáneos estremecieron la alegre normalidad de un cálido fin de semana parisino. Primero fue el estadio de Francia donde cerca de ochenta mil personas, entre las que se contaban el Presidente Hollande y el Ministro del interior, presenciaban un partido amistoso entre Francia y Alemania. Tres explosiones no consecutivas, percibidas por muy pocos, acompañarán el jolgorio del primer gol de los franceses en las afueras del estadio. Las explosiones se producen frente a tres comercios de comida rápida muy frecuentados habitualmente. Varios heridos, cuatro muertos, tres de los cuales corresponden a kamikazes. Hollande y su Ministro son evacuados, el partido continúa y al final la noticia se expande, al igual que el estupor, el miedo, la inseguridad.
El popular barrio 10 y el animado barrio parisino de la República, 11éme arrondissement, iluminados por los neones y letreros de restaurants, bares, cafés, teatros y sobretodo resplandeciente de historia democrática conocen casi al mismo tiempo tres otros ataques  siniestros. Le Carillon et Le Petit Cambodge, dos restaurants frecuentados por gente apacible y alegre son objeto de la metralla mortífera, al igual que la pizzeria Casa Nostra, y los cafés La Bonne Biére, Le Comptoir Voltaire et le bistrot La Belle Equipe.
Calles por las que han desfilado las más importantes manifestaciones republicanas con figuras  ilustres como Jean Jaures, asesinado en 1914 en el aledaño “Café du Croissant”; Mitterrand; Jean Paul Sartre; André Malraux. Lugares como la imponente estatua de Marianne, en la Plaza de la República desde donde De Gaulle presenta el 4 de septiembre de 1958 su proyecto Constitucional. Marianne  símbolo de la democracia que se alza sobre las tres alegorías de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad hoy estremecidas por los gritos de los heridos y muertos por las balas asesinas de las kalavnikosh. Sitios empapados de un pasado de gloria, ahora mancillados por el odio. Se adiciona a este horror el  de los asistentes al concierto de música Metálica en el teatro Le Bataclan que vivió una cruenta representación de terror y de maldad. El trágico balance  de estos  criminales actos terroristas es hasta el momento de 132 muertos y 352 heridos.
La tristeza y el dolor se han amparado de la ciudad. Las animadas mañanas de los días sábados y domingos en las que habitualmente los parisinos hacen deportes, salen de compras, desbordando las ferias y mercados o simplemente pasean, se han vuelto desiertas. Los autobuses y el metro se han vaciado y la circulación de vehículos ha disminuido notoriamente dando la sensación de una ciudad despoblada. Sólo se escuchan las sirenas y  el paso raudo de ambulancias y policías. Muchos jóvenes han concurrido  a los lugares accesibles de la tragedia donde encienden velas o depositan ramos de flores, otros miran en silencio y hasta un pianista se traslada con su instrumento para rendir un homenaje postrero interpretando a John Lennon.
El Gobierno llama a la unidad nacional, el Presidente considera los ataques terroristas como un acto de guerra y de agresión hacia la Francia y a los valores que ella representa. Se decretan tres días de duelo nacional y  luego de casi 50 años se impone  el estado de urgencia. Se cierran los cines, los lugares públicos, los estadios, las piscinas, las ferias, los mercados.
¿Por qué ocurre todo esto? ¿Por qué el país de los derechos humanos, de los valores republicanos, de la democracia, de la libertad, de la solidaridad, de la cultura y de la tolerancia es objeto de estos infames ataques que comienzan desgraciadamente a repetirse de más en más?
Las respuestas son sin dudas múltiples, extensas y muy contrapuestas entre sí. No es el momento ahora de profundizarlas.
Sin embargo, hay algunas cuestiones que no podemos dejar de examinar.
La primera se refiere al fanatismo radical religioso, representado por el Estado Islámico, que hace de la intolerancia su objetivo esencial, tratando de imponer sus ideas totalitarias hacia las democracias occidentales. Francia por su historia, por sus valores democráticos, por su defensa de la laicidad, de la igualdad, de la tolerancia, es sin dudas un enemigo privilegiado y por  ello ha sido objeto de varios e importantes atentados y ataques terroristas
La segunda, muy en relación con la primera, es la política exterior francesa y su combate contra el extremismo y djihadismo en diferentes frentes para entre otros objetivos, evitar los ataques de que ha sufrido. Esto, sin lugar a dudas la expone a este tipo de acciones criminales, por lo que la diplomacia y la seguridad interior deben acrecentarse más que nunca. Las redes de financiamiento de DAECH y los países que encubren sus transacciones deben ser desmanteladas y objetos de sanciones internacionales De igual manera el rol, la coordinación y la eficacia de los servicios de inteligencia tendrán que  ser seriamente discutidos.
La tercera está relacionada con los propósitos que persigue el Estado islámico con estos ataques que no son otros que causar pánico, terror y sobretodo cambiar los valores democráticos, y   formas de vida de la sociedad  francesa, por los de una sociedad encerrada en sí misma, intolerante, racista y totalitaria. Esto no puede ocurrir y más allá de las temporales medidas que se impongan en beneficio de la seguridad ciudadana, la sociedad francesa debe continuar con su habitual estilo fraterno, solidario, republicano , amante de la vida y no confundiendo islamismo radical totalitario con el credo musulmán pues hacia eso apunta el terrorismo de DAESH.
En fin, hay cuestiones más profundas que habrá que analizar con calma y cautela como  las políticas de integración, de educación,  de exclusión social, de lucha contra la desigualdad que necesariamente deben ser perfeccionadas para contribuir a que estos atentados contra la libertad no se reproduzcan nunca más.
 
 

 

 

miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Una Reforma Laboral Gatopardiana?



                                                      


 

                                                                                      Por Agustín Muñoz.

Desde el término de la dictadura y durante el larguísimo período de transición a la democracia - que nos ha hecho una vez más ser ostentadores de records inverosímiles que harían palidecer de envidia al magistral Chesterton - una de las más importantes reivindicaciones de los trabajadores chilenos y de buena parte de la izquierda de nuestro país, fue la derogación del denominado Plan Laboral que, con algunas modificaciones, rige  hasta nuestros días  el sistema de relaciones de trabajo.

El Plan Laboral fue concebido en medio de un feroz ambiente represivo en los laboratorios de experimentación ideológicos de la dictadura, teniendo como artífices a Jaime Guzmán y José Piñera. Su objetivo fundamental fue desarrollar las relaciones laborales en el marco del libre funcionamiento del mercado y de la libertad económica sin obstáculos jurídicos que lo limiten, según el modelo económico preconizado  por las tesis de Milton Friedman.

El Plan Laboral se anuncia en enero de 1979 y se promulga en julio de ese año como respuesta al intenso momento de agitación social que promueve el sindicalismo nacional e internacional. En efecto, la Coordinadora Nacional Sindical liderada por Manuel Bustos, los trabajadores del Cobre, el FUT, el grupo de los Diez y otras estructuras, se movilizan unitariamente  en protesta por la publicación de una serie de represivos Decretos-Ley (2.200; 2.345; 2.346; 2.347; 2376) que atentan contra la libertad sindical y ante el llamado a elecciones sindicales que realiza el ministro de Trabajo Vasco Costa, en el marco del antidemocrático DL 2.376. A las protestas del sindicalismo chileno se unirá el sindicalismo internacional a través de la CIOSL-ORIT y de la AFL-CIO (1) que declaran un boicot comercial contra Chile. Frente a esto y en medio del fuerte litigio fronterizo con Argentina, el Gobierno decide una reestructuración  ministerial reemplazando a Vasco Costa por José Piñera quien anuncia y promulga  el Plan Laboral en las fechas ya indicadas.

Los elementos fundamentales del Plan laboral se pueden resumir así: 1.- Limitaciones a la libertad sindical al promover el atomicismo sindical, la reducción de los objetivos del sindicato, la doble titularidad en la negociación y circunscribir el ámbito de acción sindical solo  dentro de la empresa. 2.- Negociación Colectiva excluyente, reglamentada y limitada  al interior de la empresa. 3.- Restricciones al derecho de huelga al permitir el reemplazo de trabajadores.

Todo lo anterior se materializa en lo fundamental por intermedio de los DL 2.200; 2.755; 2.756; 2.758; 2.759. Posteriormente en julio de 1987 se publica el Código del Trabajo a través de la Ley 18.620 que restringe aún más las disposiciones de los  Decretos ya señalados. Invocando el artículo 19 de la Constitución se reafirma el criterio de la negociación solamente en el ámbito de la empresa, excluyendo de manera definitiva la negociación por sector de actividad y dejando al margen de toda negociación a determinadas categorías de trabajadores entre ellos a los funcionarios públicos y a los  subcontratados.

Las modificaciones introducidas durante los gobiernos de la Concertación, del Presidente  Piñera y del primer gobierno de la Presidenta Bachelet, no cambiaron fundamentalmente la esencia de la legislación laboral de la dictadura; es más, introdujeron los contratos flexibles de trabajo.

Gracias   a la fuerte presión ejercida por la CUT y a los dictámenes de la Inspección del Trabajo, se lograron avances en algunos aspectos en materias de libertad sindical; condiciones de trabajo; jornada de trabajo; empleo: permisos post natal y la ratificación del Convenio núm.87 de la OIT el 1 de febrero de 1999. Esta ratificación estuvo, además, fuertemente motivada por el hecho de que hubiese sido vergonzoso que un chileno, el embajador Juan Somavía,  asumiera la Dirección general de la OIT sin que su país hubiese ratificado uno de los emblemáticos convenios de la Organización.

Cumpliendo con los compromisos establecidos en su programa de gobierno y luego de intercambios y consultas con los principales actores del mundo del trabajo, la Presidenta Bachelet envía al Parlamento el 29 de diciembre de 2014 el Proyecto de Reforma Laboral, llamado de Modernización de las Relaciones Laborales. Luego de casi 6 meses de debate y en medio de una fuerte ofensiva empresarial y política, la Cámara de Diputados lo aprueba con algunas modificaciones el 17 de junio de 2015. Se inicia  ahora en el Senado, en segundo trámite constitucional, la discusión por artículo, con una importante cantidad de indicaciones presentadas.

Lo que de este proyecto, con mucha generosidad, pudieran ser considerados avances si se compara con la actual legislación y  claro retroceso si se compara con la legislación existente hasta antes del golpe de Estado, se pueden resumir en los siguientes puntos:

1.-  La titularidad sindical: El sindicato es el titular de los beneficios que se obtengan y su extensión a los trabajadores no sindicalizados debe ser acordada entre sindicatos y empleador. De igual manera desde el momento de su afiliación al sindicato, recibe los beneficios. La titularidad se extiende a los sindicatos transitorios, eventuales e interempresa. La titularidad sindical  que como lo hemos señalado puede ser considerada positiva, se ve más adelante disminuida por los llamados Pactos de flexibilidad.

2.- Se eliminan los grupos negociadores cuando exista sindicato en una empresa.

3.- Se permite con muchas restricciones, la negociación colectiva de los trabajadores eventuales o transitorios; aún cuando  sin otorgarles derecho a fuero ni a huelga. Igualmente elimina las prohibiciones de negociar a determinadas categorías de trabajadores, muy minoritarias dentro de la empresa.

4.-Se establece la prohibición de contratar trabajadores de reemplazo para los mismos puestos de trabajo  durante la huelga y el descuelgue individual de trabajadores durante el proceso. Sin embargo, el sindicato debe responsabilizarse de proveer servicios mínimos durante la huelga y aún no quedan del todo claro algunos aspectos relativos a la noción de puesto de trabajo y función del trabajador dentro de la empresa.

5.- Se establecen diversas disposiciones relativas a la integración de mujeres en las directivas sindicales; al derecho del sindicato a obtener determinadas informaciones sobre la empresa; la creación de un Fondo de Formación Sindical y Relaciones laborales y procedimientos de apelación para los trabajadores impedidos de negociar.

Más allá de estos avances, hay una importante cantidad de disposiciones que significan una mantención de lo ya existente en la legislación laboral, cuando no un retroceso y una abierta oposición a los compromisos internacionales suscritos por el Gobierno de Chile ante la OIT y otras instituciones. Mencionaremos solo las que a mi juicio  son las más significativas:

 1.- Se mantiene la negociación colectiva exclusivamente en el ámbito de la empresa y se elimina la posibilidad de la negociación por rama de actividad económica. Se excluye de esta manera a un porcentaje importantísimo de trabajadores imposibilitados de constituir sindicatos y de negociar colectivamente. De aprobarse igualmente algunas de  las propuestas que, a fin de proteger a las PYMES, elevaría de 8 a 15 o a 25 el número de trabajadores para constituir sindicatos, más del 50% de las empresas quedarían excluidas de la posibilidad de que sus trabajadores se sindiquen o negocien. No está de más recordar que con anterioridad a la dictadura, a través de las denominadas Comisiones Tripartitas, hubo exitosas experiencias de negociación por rama de actividad económica o por sectores, como la de los trabajadores del cuero y del calzado o las de la construcción.

2.- Los Pactos sobre condiciones especiales de trabajo (pactos de Flexibilidad), de una duración de tres años, establecidos en los artículos 374 a 378 aprobados por la Cámara de Diputados  y que se refieren a importantes derechos de los trabajadores como la distribución  de la jornada de trabajo, descansos, días festivos, horas extraordinarias tiempo de preparación para la jornada de trabajo y jornada pasiva, significan una clara imposición de la flexibilidad laboral aumentando  el poder de la parte empresarial ya que en las empresas con un 30% trabajadores sindicalizados se podrán establecer estos acuerdos entre los sindicatos y los empleadores, siendo el empleador quien determina los criterios. Los trabajadores no sindicalizados también podrían involucrarse en estos pactos a través de acuerdos individuales o por decisión  del empleador si más del 50% de los no sindicalizados opta por ello.

3.- El proyecto no considera la huelga como un derecho fundamental de los trabajadores y le  introduce fuertes limitaciones. Si bien es posible apreciar positivamente el no reemplazo de los trabajadores en huelga, ello se disminuye con las limitaciones establecidas en los artículos 359 y 360 referente a la responsabilidad del sindicato de proveer servicios mínimos y equipos de emergencia para “proteger los bienes de la empresa”, involucrando a todas las empresas y no solo a las estratégicas como ello es concebido en las normas internacionales del trabajo. Se contempla igualmente la posibilidad de reanudación de faenas como atribución de un juez de letras del trabajo.

Las tres disposiciones señaladas en los párrafos anteriores por sí solas contribuyen al desmérito de del proyecto de  Modernización de las Relaciones Laborales. Hay que enfatizar que las relaciones laborales son  un componente esencial del sistema político, económico y social de las democracias y están fundadas en base a los principios de la libertad sindical. Ello se concreta en un marco normativo  de  relaciones individuales y colectivas del trabajo tendente  al pleno ejercicio de los  derechos de sindicalización, negociación colectiva y huelga, que tal como lo hemos examinado, son restringidos en el actual proyecto. Los mencionados derechos son ejercidos sin limitaciones en la gran mayoría de los países desarrollados que integran la OCDE. La negociación por rama de actividad económica y la existencia de sindicatos fuertes jamás ha sido considerada como un obstáculo para la productividad y el desarrollo. Muy por el contrario, gracias a la existencia de sólidos sindicatos se han desarrollado procesos interesantísimos de negociación y concertación  social. En esos países la productividad y el desarrollo se ha alcanzado merced a un proceso de inversión productiva, a la introducción de nuevas tecnologías, a la negociación colectiva y al diálogo social que entre otros importantes temas de discusión contemplan  salarios y condiciones de trabajo decentes junto a políticas de formación profesional.

El desarrollo de la empresa y de la productividad no se funda en estrategias  de precariedad, de bajos costos del trabajo ni en la transgresión de los compromisos internacionales; sino en el respeto de las normas y en el bienestar de los asalariados. Ese ha sido el caso de la mayoría de los países que integran la OCDE que han asumido los desafíos del desarrollo adhiriendo y respetando   los compromisos derivados de los Convenios internacionales, los  que han sido igualmente  suscritos por el Gobierno de Chile. Esos compromisos dimanan fundamentalmente  de los Convenios 87 y 98; de la Declaración de Filadelfia de 1944; de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento”, de 1998; de la Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa”, de 2008 y de  la adhesión al concepto de “Trabajo Decente” formulado tripartitamente por los mandantes de la OIT en  1999.

No hay que olvidar que Chile es el país más desigual de la OCDE, seguido por México y Turquía y uno de los países más desiguales del mundo. Estas desigualdades se dan también en el mercado de trabajo que, según la propia OCDE, en Chile  se caracteriza por la existencia de un mercado segmentado con altos niveles de precariedad, de informalidad, de contratos  laborales diversos donde la participación laboral de la mujer se encuentra entre las más bajas de sus países miembros. Pensando en estas desigualdades es que la Presidenta Bachelet integró la Reforma Laboral en su programa de gobierno como una forma de contribuir a una mayor equidad y de saldar una antigua deuda con los trabajadores chilenos y  que cobró muchas víctimas en el pasado dictatorial.

Nuestra clase política aún dispone del tiempo de mejorar y perfeccionar este proyecto para que, en el mejor de los casos, no se convierta en la cínica frase creada por Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su conocida novela  Il Gattopardo, de cambiar todo para que nada cambie.

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(1). AFL-CIO: American Federation of Labour and Congres Industrial Organisations.
      CIOSL: Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres.
      ORIT: Organización Regional Interamericana de Trabajadores.
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Esta crónica fue publicada por el diario electrónico El Mostrador de Chile el 13 de octubre 2015.

 

 

sábado, 26 de septiembre de 2015

Y Dios entró en La Habana


Por Agustín Muñoz V.


Con este título se publica, a fines de 1998 en Madrid, una de las obras más significativas del célebre y ya fallecido escritor español, Manuel Vásquez Montalván. A diferencia de sus exitosas series de  novelas negras, el protagonista no será el simpático detective Pepe Carvalho, sino el más alto dignatario de la Iglesia católica: el Papa  Juan Pablo II,  el polaco Karol Wojtila, el primero de los tres  Papas que han visitado Cuba en los últimos 17 años.

Las 713 páginas del libro de Vásquez Montalván no sumirán al lector en la consabida atmósfera de misterio de sus tradicionales novelas, ni en los detalles culinarios con que acostumbra aventurarse, sino   que constituirán una objetiva lección acerca de la historia cubana, de la revolución, de sus dificultades, de sus éxitos y de los muchísimos problemas que ha debido enfrentar hasta la visita que Juan Pablo II realiza a la Isla entre el 21 y el 26 de enero de 1998. Lo que en general el autor español pone en exergo son, por una parte, las deficiencias de una economía mono productora sumida en el marasmo como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética, del criminal bloqueo impuesto por las leyes Torricelli y Helms-Burton, la falta de cuadros capacitados, a pesar del misticismo de la población enfrentada a escasez, racionamiento, prostitución, delincuencia y otras lacras como consecuencia del “período especial” y, por otra parte, la contradicción existente entre la notoria ausencia de libertades públicas, los numerosos presos  de conciencia existentes y el apoyo crítico  del pueblo cubano y de alguno de sus prestigiados líderes históricos  como Alfredo Guevara, a la revolución, a su Presidente, Fidel Castro y a las instancias dirigentes, sin olvidar por cierto de relatar las complejas situaciones por las que atraviesa la Iglesia Católica en un país donde menos del 50% se reclama del catolicismo. A esta primera visita divina le seguirán otras dos.

Joseph Aloisius Ratzinger,  Benedicto XVI, es el segundo Papa que visita Cuba entre el 26 y el 28 de marzo del 2012. Su visita difiere de la primera dado que en Cuba el poder había sido transferido por Fidel a su hermano Raúl Castro y este iniciaba una serie de esperanzadoras reformas en el terreno económico, un fuerte  despliegue diplomático tendente a mejorar las relaciones con los Estados Unidos y Europa y apreciados, aunque muy insuficientes gestos en materia de derechos humanos al liberar a detenidos políticos y autorizar la salida al extranjero de disidentes. El papa junto con apreciar estas  y otras  políticas termina su visita criticando el bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos y llamando a la reconciliación nacional.

La actual visita del Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, iniciada el 19 de septiembre y que se extenderá hasta el día 22, se da en pleno restablecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, algo aún utópico durante las visitas papales anteriores y con muchos signos positivos de que el bloqueo económico llegue a su fin, aún cuando subsiste el complejo tema de las libertades y de los derechos humanos, que será tema de fuertes discusiones en el Congreso de los Estados Unidos. Se da igualmente esta tercera  visita en medio de un muy buen ánimo de parte de los dirigentes cubanos por  continuar estrechando sus vínculos con la Iglesia.

Las  relaciones de Cuba con la Iglesia fueron extremadamente conflictivas desde el inicio de la revolución teniendo numerosos puntos de conflicto entre los que se destacan la persecución al controvertido cardenal cubano Manuel Arteaga Betancourt quien debió asilarse en abril de 1961 en la sede de la embajada argentina para evitar ser fusilado o al menos arrestado por sus conductas políticas y personales, sellando así un largo quiebre entre la Iglesia y la Revolución y, la promulgación del texto constitucional de 1976 en que se declara el “carácter socialista del Estado cubano que educa al pueblo en la concepción materialista del universo..”.  

Desde la visita del Papa en 1998, la Iglesia Católica ha ido lentamente recuperando algunas de sus esferas de influencia, que de alguna manera siempre mantuvo con Fidel. Éste, desde el momento en que los obispos intercedieron para proteger su vida luego del asalto al cuartel Moncada, nunca cortó completamente los lazos de comunicación con la Iglesia, pensando tal vez en el sabio consejo que el exiliado general Perón le diera, según Vargas Llosa,  al sanguinario Leonidas Trujillo: “Cuídese de los curas mi general. No fue la rosca oligárquica ni los militares quienes me tumbaron, fueron las sotanas”.
 El dialogo y las relaciones, no siempre conflictivas, sostenidas con el conservador cardenal norteamericano John O’Connor, quien viajaba frecuentemente a La Habana y recibía periódicamente tradicionales puros enviados por Fidel, confirman la voluntad de no cortar las relaciones. Raúl Castro ha seguido los históricos pasos de su hermano aceptando la mediación de la Iglesia con la disidencia, con los presos de conciencia y dando recientemente su aprobación para la salida de algunos de ellos hacia España y hacia otros países.

Es de esperar que, al término de esta visita, Dios entre definitivamente en La Habana y que el fin del bloqueo económico y  el restablecimiento de las libertades públicas no sea solamente un acto de pura fe.

 

24/09/2015.

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Esta Crónica, que contiene leves modificaciones, fue publicada por el diario Electrónico chileno “El Mostrador” el día 24/09/2015-

 
 

miércoles, 12 de agosto de 2015

La muerte de un hombre malo


                                                                                                                             Por Agustín Muñoz.  

 

Manuel Contreras Sepúlveda, oficial  en retiro del ejército chileno, creador y director de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, murió el 7 de agosto a las 22:30 horas, en las dependencias del hospital militar de Santiago.

Las fuertes lluvias, el frío santiaguino y las tormentas eléctricas del invierno capitalino contribuyeron a dar una atmósfera  de tenebrosidad al deceso de uno de los personajes más siniestros de la historia de nuestro país. A pesar de su largo historial represivo y de haber sido condenado a más de medio milenio de cárcel por los crímenes cometidos, no murió en una prisión, no fue degradado y conservó su rango y pensión de General de Ejército.

Sus funerales fueron clandestinos. No hubo ninguna ceremonia oficial. Se hizo, como en los mejores tiempos de la represión,  un operativo de despiste para evitar las manifestaciones de repudio y su cuerpo fue cremado muy rápidamente, entregándose a unos muy pocos familiares sus cenizas. Toda esta misteriosa y secreta cremación alimentó en algunas redes sociales, durante poco tiempo afortunadamente,  el imaginario cibernauta. Se dijo que no estaba muerto, que seguía vivo; hubo dudas e  interrogantes como las que surgieron en otras épocas con otros asesinos. Hitler es un ejemplo: durante años se especuló acerca de la no veracidad de su muerte. Se dijo que había escapado en un avión piloteado por su sobrina, Hanna Reitsch, además de  otras especulaciones.

Nuestro criollo Tucho Caldera, sádico homicida  de la localidad de San Felipe, fusilado en 1947 en la más estricta reserva, pues de manera inusual no se permitió el ingreso de periodistas y otros testigos, contribuyó igualmente a la mitología nacional ya que  corrió el rumor de que había sido protegido por un antiguo empleador,  el Presidente Gabriel González Videla. Su nombre y la posibilidad de estar vivo infundieron muchas dudas  entre campesinos de la zona.   

Mitomanía chilensis unida al estupor frente a la falta de transparencia; frente  a las públicas concesiones  otorgadas por la Concertación, por la Derecha, por la Nueva Mayoría a un reo condenado por delitos violatorios de  los Derechos Humanos, pues se le otorgaron privilegios que sobrepasan la bondad, el espíritu humanitario: cárcel especial, comidas a la carta, esparcimientos diversos en su reclusión, cancha de tenis, hospital de privilegio, entrevistas en televisión (en las que aparecía soberbio y sonriente) y otras granjerías.

Mitomanía alimentada igualmente por la impotencia, por la sed de justicia, las  que conforman una suerte de voluntad de que el asesino continúe con vida para que purgue en este mundo los crímenes y actos de sadismo cometidos y que en algún momento se establezca la verdad.

La gente espera el juicio terrenal y no el divino. El Infierno, siniestro lugar del más allá, no es suficiente. Los tormentos descritos por Dante a los que, como Contreras, son acreedores para integrar el primer Giro del Séptimo Círculo del Infierno, no bastarían para castigar las perversidades del General; ni siquiera lo serían  los castigos del Noveno Círculo, el más terrible,  donde son confinados los traidores como Pinochet. La idea de un infierno ligada al castigo es insuficiente, aún cuando éste sea el espejo de los fracasos e incapacidades  de la sociedad por resolver sus problemas de justicia.

Contreras, al igual que Pinochet, mancilló  a  su institución  con terribles  baldones de traición, sangre y cobardía. Fue un ideólogo de la violencia institucional, fue un asesino solapado, un torturador, un manipulador que, entre otras cosas,  contribuyó poderosamente a expandir el terror y la represión más allá de las fronteras.

El asesinato de Orlando Letelier en los Estados unidos; el del General Carlos Prat en Argentina; la creación de la Operación Cóndor en el Cono Sur de Latinoamérica que hizo desaparecer, que asesinó, que torturó, que apresó a miles  de personas de nacionalidades diversas con la complicidad de argentinos, brasileños paraguayos y uruguayos; los intentos de asesinato a Bernardo Leighton y Carlos Altamirano, el caso de los 119 desaparecidos etc.,  son solo unos pocos ejemplos de su maldad infinita.

Contreras no solo ordenaba, también actuaba. Desde su reducto de Tejas Verdes planificó, al igual que  Heydrich y Beria,  su estrategia de poder basada en la concentración de los servicios de inteligencia y el ejercicio de  la represión a través de la Dina, émula de Gestapos o de Lubiancas. Desde allí y con el aval del Capitán General construyó su pequeño imperio e infundió el pavor incluso entre los uniformados.

Se ha dicho que le gustaba torturar personalmente  a sus prisioneros y que obligaba a sus subordinados directos e indirectos a ejercer sevicias y a asesinar a los detenidos a fin de que la culpabilidad fuese colectiva. En esto no fue muy diferente a otros símiles latinoamericanos como el Tigre Acosta de la ESMA argentina o los esbirros del dictador Trujillo en República Dominicana.

Al igual que el  despiadado Jorge Eduardo Acosta y de su Jefe directo el Almirante Emilio Eduardo Mazzera, quiso, Contreras, desarrollar un proyecto político de infiltración hacia los Partidos y hacia las organizaciones de exiliados. Utilizó para ello y para otros crímenes a colaboradores del mundo de la política y del sindicalismo, algunos quebrados por las fuertes torturas infligidas a ellos y a sus familiares. En diversas conferencias y declaraciones a la prensa, el Mamo Contreras se jactó de haber asistido personalmente a reuniones y actividades de solidaridad organizadas por el exilio chileno. La incógnita persistirá sobre la veracidad de sus aseveraciones sobre todo aquella   que  se refiere a una cena  organizada a mediados  de los setenta por el Partido Socialista en Finlandia donde habría asistido Carlos Altamirano. Esta declaración, hecha a la prensa, la utilizó ante los Tribunales de Justicia de nuestro país, el abogado de Altamirano, el jurista Manuel Valenzuela, para probar que el Secretario general del PS se encontraba en el extranjero y poder así acogerse a la prescripción y poder regresar a Chile en  el año 1992, ya que el requisito indispensable de esta prescripción era probar que la persona llevase más de 15 años fuera del territorio nacional y como Altamirano había salido clandestinamente del país, no había como probar su salida.

La muerte de Contreras dejará muchas interrogantes. Las más importantes son sin lugar a dudas las que se refieren al  destino de los desaparecidos, a la organización de la represión, a los cómplices activos y pasivos, a los consorcios y  empresas privadas que apoyaron financieramente a la DINA, a los empresarios que aportaron capital para la represión y a la complicidad del conjunto de la Fuerzas Armadas y de algunos de sus integrantes que ocuparían cargos de relevancia en esas instituciones.

Pero también deja varias otras como el rol de los civiles que sabiendo todo, o casi todo, callaron; el de los medios de comunicación que violando toda ética mintieron, engañaron y se prestaron para cubrir los crímenes; la impotencia, el temor y  la abulia de nuestros gobernantes y dirigentes políticos durante la democracia que no tuvieron ni la voluntad manifiesta, ni emprendieron acciones para que los castigos a los violadores de los Derechos Humanos hubiesen sido ejemplares. Nadie, hasta hace muy poco habló o tomó, por ejemplo, iniciativas tendentes a degradar a Contreras u a otros; a pesar de que uno de los gobiernos de la Concertación no titubeó en hacer todos los esfuerzos internacionales para traer a Pinochet de regreso de su prisión en Inglaterra.

Una interrogante importante dice relación con Contreras como individuo, como persona formada bajo los cánones de una sociedad democrática, de un estado republicano, educado en un instituto militar que se supone otorga valores morales que tienden al perfeccionamiento del ser humano. ¿Qué ocurrió en nuestra sociedad para haber producido personajes como él?

¿Qué recuerdos aparte de su sadismo y de sus asesinatos dejará el Mamo a su familia, al país, a la historia?

Probablemente el solo recuerdo de que fue un HOMBRE MALO.

 

 

jueves, 9 de julio de 2015

EX PRESOS POLITICOS


                                                       

                                                                                                                  Por Agustín Muñoz

 

Cuesta entender lo que pasa en medio de los bocinazos, del ruido de los motores y del calor que se niega a abrirle paso al invierno santiaguino. No son muchas las personas que marchan por un costado de la Alameda custodiadas por carabineros amenazantes, como en los tiempos duros de la dictadura. La mayoría son mujeres mayores  de una edad incierta y los hombres de una sesentena bien pasada. Se ve también a alguna gente más joven, entusiasta, combativa, a proximidad de los más viejos.  Las pancartas explican en palabras breves lo que  los gritos y las consignas no logran expresar en su total dimensión: “Justicia y verdad para los ex presos políticos de la dictadura”. “No más pensiones miserables”. “Los presos políticos no robamos ni boleteamos”. “Estamos en huelga de hambre hoy, pero llevamos 25 años pasando hambre”.” Chacabuco, Pisagua, Puchunca: Presente”. “Asociación de hijos y familiares de ex presos políticos”.  Hay otros carteles similares que reflejan la angustia y el drama de los que por sus ideas fueron perseguidos, torturados, vejados y encarcelados. Muchos murieron, desaparecieron y sus familias continúan el combate por la verdad, por la justicia.

Cuesta entender que los gobiernos democráticos, elegidos por el pueblo, los Presidentes de la República  que fueron perseguidos por la dictadura, los Ministros y altos dirigentes políticos que fueron reprimidos, torturados, vejados, encarcelados, exiliados y retornados sean indiferentes a la difícil situación económica  por la que han atravesado y atraviesan  la gran mayoría de sus ex compañeros de cautiverio con pensiones reparatorias casi miserables, sin un acceso adecuado a la salud y a la educación de sus hijos y postergados constantemente ante argumentos que privilegian los imperativos de las políticas económicas neoliberales aplicadas por los gobiernos de la Concertación, de la Derecha y de la Nueva Mayoría por sobre la justicia y la solidaridad.

Cuesta entender que el Estado chileno, con instituciones basadas en principios republicanos y democráticos  haya promulgado leyes como la 19.992 que, en su artículo 15 del título IV, tiende a limitar y a ocultar el ejercicio a  la verdad y a la justicia por  violaciones a los derechos humanos al imponer  50 años de silencio para el acceso a los testimonios de los ex presos políticos y de sus familiares

Cuesta entender que en democracia se les haya tratado tan mal. Son gentes que por su pasado quedaron con múltiples secuelas físicas y síquicas; sin posibilidades de acceder a empleos en la empresa privada o en la función pública. En la gran mayoría de los casos su pensión fluctúa entre 140.000 y 170.000 pesos dependiendo de la edad. Es decir: 220 dólares para los menores de 70 años y 270 para los mayores de 74 años. 38.206 personas calificaron para esta pensión llamada Valech (Ley 19.992). Solo unos pocos, 2.325 personas, beneficiaron  de la ley 19.123 o Ley Rettig, modificada posteriormente con la Ley  19.980. Estos reciben 612.000 pesos, equivalentes a 971 dólares. Junto a la verdad y a la justicia, la homologación de los montos de las pensiones Valech con los de la Rettig es otra de de las justas reivindicaciones de los ex presos políticos.

Pero sobretodo cuesta entender la indiferencia. Han pasado tantos años y los gobernantes parece que desean desentenderse de este pasado que ahora molesta. Es verdad que últimamente se han conformado mesas de diálogo en las que participan asociaciones que representan a la gran mayoría de los involucrados por la tortura y la prisión aún cuando  han quedado fuera algunas agrupaciones que seguramente, más tarde, serán incorporadas. Sin embargo los esfuerzos no han sido lo que una sociedad democrática, moderna, justa y solidaria debería haber realizado. Los ex presos políticos representan la memoria de aquellos que lucharon por darle dignidad a este país. Son ellos los testimonios de lo que fue la barbarie institucional y los que con su sacrificio forjaron el camino para lograr una sociedad democrática  con instituciones respetables.

Cuando miramos experiencias reparatorias latinoamericanas o europeas nos damos cuenta del poco esfuerzo y de la mezquindad chilena en estas materias. Argentina compensó con indemnizaciones dignas la prisión, el exilio, la tortura. Indemnizó a los hijos y cónyuges de los que fueron reprimidos a través de 5 importantes leyes reparatorias. Las 24.043, 24.411, 24.321, la 25.914 y la 26.564. Hace un año se promulgó  la Ley 26.913 que otorga pensiones decentes a los ex presos políticos de cualquier nacionalidad.

Hay que recordar además  que en Argentina se condenó, se degradó y se encarceló en prisiones comunes, sin privilegios especiales  a los militares que estuvieron comprometidos con violaciones a los Derechos humanos, cosa que en chile no será nunca posible. Francia es otro ejemplo de reconocimiento a los que lucharon por la democracia y el estado de derecho en que fuera de honores especiales a través de condecoraciones simbólicas se otorgaron igualmente compensaciones justas y reparaciones decentes a los que estuvieron detenidos en prisiones alemanas o francesas durante la ocupación y a los represores se les degradó y condenó incluso hasta con la pena de muerte.

Por todo esto cuesta mucho entender que en nuestro país en medio de tanto escándalo de corrupción de la clase política, donde gobierna una Nueva Mayoría que se supone representa valores democráticos, solidarios, fraternales y con una Presidenta socialista, todo lo que concierne a una justa reparación a los ex detenidos  políticos se alargue tanto, se vea con recelo, con indiferencia.

También  cuesta entender, que un grupo de presos políticos que buscó refugio, tal vez equivocadamente, en la sede del Partido Socialista de Chile, haya  sido expulsado brutalmente por la policía uniformada perteneciente al  mismo cuerpo policial que probablemente los detuvieron y reprimieron hace algo más de 40 años.

Chile tiene aún bastantes deudas pendientes con aquellos que a costa de un sacrificio personal y familiar abrieron paulatinamente las puertas para el derrocamiento del régimen militar y para el  establecimiento de  una sociedad democrática y justa. Entre esos están los que fueron prisioneros de la dictadura. Urge entonces saldar adecuadamente  esa deuda, con verdad, justicia y  reparaciones dignas.