sábado, 18 de noviembre de 2023

 

COMENTARIOS A LA NOVELA DE EDUARDO TRABUCCO:                   

                “LA CANCION DESARMADA “CARLOS)”.

 

                                                                por Agustín Muñoz


El pasado martes 14 de noviembre, Eduardo Trabuco presentó   en el centro cultural Santa Rosa de Apoquindo, su   cuarta novela titulada “La canción desarmada (Carlos)”, a la cual nos referimos a continuación.                                                             

Es a veces  complejo analizar una obra literaria cuyo contenido, aunque forme parte ahora de la recreación y de la ficción, se refiere a acontecimientos y vivencias que el propio comentador ha conocido de cerca, al igual que a los principales personajes que forman parte de la historia. Una vez más nos enfrentamos al conocido dilema de la separación entre realidad y ficción que en algún momento algunos  estructuralistas, como Algirdas Julien Greimas con el objetivo de desvincular ficción y realidad llegaron al extremo de desmenuzar el texto hasta quitarle su vida y esencia. Dicho esto, y asumiendo la dificultad, expongo algunos comentarios al mencionado texto:

En primer lugar, hay que destacar el esfuerzo creativo de Eduardo Trabucco quien   nos presenta un relato que, en lo principal, transcurre a partir del golpe de estado de 1973 en Chile y con la salida clandestina, su exilio y retorno del personaje principal que es Carlos Altamirano Orrego. En torno a él giran otras figuras que formando parte ahora del mundo de la ficción, tienen un correlato real: se trata de los amigos de Altamirano y de políticos tanto nacionales como extranjeros con los que el fallecido líder de la izquierda y de la renovación socialista chilena convivió.

La originalidad del texto está en su estructura y en la técnica empleada, pues los acontecimientos son presentados en una síntesis de narrativa tradicional, drama y teatro-cinema.

En esos tres planos técnicos la figura del líder socialista está presente, aunque inmerso en historias y situaciones diferentes. El hilo conductor es el tema político en que se destacan la evolución política de Chile que logró por la vía pacífica elegir democráticamente a Salvador Allende, cuya figura rescata y enaltece el narrador; las grandes transformaciones revolucionarias que precipitaran el Golpe de Estado; la lucha interna y externa por el derrocamiento de la dictadura; las divisiones internas del socialismo así como su renovación y el retorno a la democracia que dista mucho de ser la anhelada por la izquierda derrotada en el 73.

Siendo Carlos Altamirano el personaje central y clave de esta obra es necesario detenernos un poco en la forma en que el escritor lo presenta. Carlos, el hombre político, aparece en partes muy bien descrito tanto en su imagen de hombre público de gran cultura, como en su intimidad, en su pasado, en sus sueños, en sus angustias, en sus placeres y en sus análisis políticos. En esto último hay que destacar el muy logrado tratamiento de la evolución del personaje y de sus amigos hacia la renovación del socialismo y la pugna entre sectores pro soviéticos y social demócratas a través de recursos diversos. Entre ellos resaltan los paralelos hechos con los planteamientos de Sartre y de Camus, que evocan igualmente la técnica utilizada por Vargas Llosa en Conversación en la Catedral,  que el narrador tendrá presente en otros momentos en que los personajes se interrogan sobre “Cuándo se jodió Chile”.

Sin embargo, luego de la lectura, me ha quedado más marcada la impresión de un personaje, Altamirano, completamente Hamletiano, con sus grandes dudas, sus conflictos internos, sus vacilaciones y avanzando de forma rápida a la senilidad, que un Carlos racional, cartesiano, frio en lo político, luchador, fraterno, solidario y consecuente. Muchos de estos últimos rasgos han sido puestos en exergo en las entrevistas de Patricia Politzer y de Gabriel Salazar además de los dos tomos de las Memorias de Jorge Arrate.

Altamirano fue un individuo bastante reflexivo que con su cartesianismo lograba una buena síntesis para las decisiones a tomar. Fue su aspecto reflexivo lo que de alguna manera socializó equivocadamente una imagen de personaje hamletiano que sus propios compañeros del Comité Central del PS le impusieron por demorarse o estar en contra de decisiones irracionales que ponían en peligro la estabilidad del gobierno de su amigo Salvador Allende.

Hay otros dos aspectos que tal vez hubiese sido mejor enfocarlos diferentemente. Uno de ellos se refiere a un Carlos senil que dialoga con un igualmente envejecido Clodomiro Almeida en una playa de la costa chilena, mojándose los pies, cantando - puño en alto - el himno de la Universidad de Chile, quejándose de sus dolencias propias lo que, aun aportando una nota de buen humor, les resta fuerza a sus respectivas imágenes de lideres de un proceso que tuvo incidencia mundial.

Otro rasgo que hubiese sido necesario resaltar con mayor énfasis en la figura de Altamirano, fue su preocupación y anticipación sobre cuestiones que hoy son parte fundamental de las propuestas y preocupaciones políticas a nivel global. Me refiero a su preocupación por el medioambiente, por la ecología, por el fenómeno migratorio, por los déficits sociales de la globalización, por la igualdad de género, por temas éticos como la eutanasia, la diversidad sexual y por la intolerancia religiosa que, según decía, podría llegar a guerras y atentados terroristas.

Los otros personajes al igual que Carlos tienen un correlato directo con la realidad. Son los protagonistas de situaciones que ellos mismos vivieron y experimentaron; pero esta vez la ficción se impone a la realidad pues sin lugar a dudas son los Actores del plano dramático quienes aparecen tratados con mayor fuerza y que logran opacar en vitalidad a los amigos y contertulios de Carlos. ¿El teatro se impone a la novela?

Lo autobiográfico es otro rasgo que se destaca. Está presente en toda la obra y particularmente a través del personaje de origen italiano, Antonio Vaccari, quien, entre evocaciones de su pasado, de sus vivencias, de su trayectoria política y de su vocación por el drama es el articulador de las diferentes piezas, aunque a veces publicitando innecesariamente novelas anteriores del autor.

Canción desarmada es una obra bien escrita, inteligentemente planeada, con un muy buen uso del lenguaje, incluso en la utilización de algunos regionalismos. Hay que destacar las constantes alusiones a la literatura universal, comenzando por la Divina Comedia que sirve como una introducción al personaje central quien, luego del Golpe de Estado, penetra en una selva obscura. Pero no es solo Dante. Gogol, Shakespeare, Derrida, Kant, Schopenhauer, Freud, Lacan, Foucault, Camus, Descartes, Sartre, Brecht, Spinoza y otros talentos de la filosofía, del derecho, de la política, de la psiquiatría, y de la literatura que desfilan por las diferentes páginas. ¿Era necesario hacer gala de tanto conocimiento y de tantas lecturas? Me quedo con la duda, pues en muchos casos, fuera de las alusiones y enunciados superficiales, no hay una profundización mayor. Me refiero, para dar un solo ejemplo, a lo que el autor llama “el determinismo de Spinoza”, tema filosófico sobre la libertad que Baruch Spinoza trata en su ETICA, planteando la problemática del libre arbitrio subordinado al determinismo, lo que se ha prestado para interpretaciones y discusiones filosóficas de alto nivel y que hubiese sido mejor evitar en la novela.

Finalmente, “La Canción desarmada (Carlos)” cuyo título alude igualmente a la letra de “Utile” de Julian Clerc (¿A quoi sert une chansón si elle est désarmée? Me disaient des chiliens …), pero que igualmente podría aludir a Canción desarmada que enfrenta un fusil, creación colombiana inspirada en una antigua y bella creación del uruguayo Chueco Viglietti; o que  podría, por los acontecimientos posteriores a 1973, recordarnos igualmente la Utopía desarmada de Castañeda, es una forma novedosa de evocar personajes y situaciones políticas que complacerán mayormente a un público conocedor de los hechos y tal vez, en menor grado, interesar a aquellos de generaciones más jóvenes.

Paris, noviembre 2023.