Últimamente en Chile los veranos suelen ser catastróficos: temblores de
fuerte intensidad, incendios, bosques arrasados, inundaciones, salidas de mar,
olas gigantescas y desde hace algún tiempo tormentas políticas de proporciones
derivadas de una serie de escándalos de corrupción por financiamientos ilegales
a la política, sobornos, cohechos, tráficos de influencias, colusiones y
fraudes al fisco. Estos delitos que han
sido desde un comienzo y en una fuerte proporción cometidos por la derecha
chilena, con el correr del tiempo se han transversalizados, afectando a figuras
del centro, de la izquierda, incluyendo a
la nuera y al hijo de la Presidenta de la República.
Los costos pagados han sido igualmente significativos; pues unido al
deterioro de nuestra imagen como país, a la indignación y a la burla, se ha aumentado, como lo
muestran todas las encuestas, la desafección ciudadana hacia la política y el
desprecio y la desconfianza hacia los poderes
del estado.
Tal vez el mayor costo lo esté pagando la Presidenta Bachelet al no
haber reaccionado prestamente, con claridad y con firmeza apenas tuvo
conocimiento de los hechos que involucraban a su familia. Todo el capital
político acumulado por la primera mujer en la historia de Chile que es elegida
Presidente de la República y su altísimo porcentaje de popularidad (80%) con el
que finaliza su primer mandato, ahora se
desmorona y no logra superar el 27% de aprobación según CADEM.
La importante acción gubernamental tendente a disminuir la altísima
desigualdad, a través de la reforma tributaria y educacional se minimiza en
medio de los escándalos y de una ofensiva de una derecha cínica, impúdica y
corrupta. Lo mismo ocurre con otras
sustantivas iniciativas aprobadas o en
discusión como la ley de Acuerdo de Unión Civil, el fin del sistema electoral
binominal por uno de carácter proporcional inclusivo, el proyecto de
despenalización del aborto, la Agenda de Probidad y Transparencia, además de otros
proyectos entre los que se destaca la esperada y tímida Reforma Laboral saboteada
desde hace dos años por la derecha, por
los empresarios y por los democratacristianos cercanos al empresariado.
¿Es la Presidenta la única culpable de esta debacle política? Sin lugar
a dudas la Presidenta tiene una cuota de responsabilidad no menor por lo ya
enunciado y por la tardanza en la toma de decisiones importantes como lo que ha
ocurrido con el caso Caval y últimamente con el del renunciado administrador
Riquelme; con sus indecisiones frente a la necesaria Reforma Constitucional a
través de una Asamblea constituyente y con
su vacilante postura ante la Reforma Laboral, rayana en la indiferencia.
Sin embargo, hay también otros actores que contribuyen día a día al
deterioro del ambiente político en nuestro país. Ya hemos mencionado a la
derecha que intenta por todos los medios blanquear su pasado y minimizar sus latrocinios escudándose en los ilícitos cometidos por
personajes de la izquierda o de la nueva mayoría o en las debilidades, cada vez
más fuertes, de conducción, de gestión y de comunicación del gobierno. A ello
hay que sumar a los asesores y asesoras del segundo piso de la Moneda que han
demostrado una supina incompetencia en
sus materias; al equipo ministerial que con sus contradicciones, debilidades,
verdades a medias como en el caso del aumento de los pasajes en el Metro o las
inconexas declaraciones sobre la no publicación de los bienes de los
funcionarios públicos, además de las continuas faltas de rigor político, dan
una imagen poco convincente del manejo de la cosa pública.
El gran empresariado ha sido la prima donna de esta tormentosa ópera. Ha
sido ese empresariado el que ha financiado ilícitamente a la política y el
principal protagonista de los actos de corrupción. Han sido ellos los que han
entregado dinero a parlamentarios para que apoyen o propicien leyes favorables
a sus intereses; el gran empresariado es el que se ha coludido para aumentar
sus ganancias en detrimento de la los consumidores y quienes han cometido
delitos de fraude fiscal. Es ese empresariado el más ferviente opositor a las
reformas de la Nueva Mayoría y son ellos, los más furibundos detractores de la
Reforma laboral. Ya en el pasado, al igual que sus aliados de derecha, se
ilustraron con la mentira y no titubearon ni un segundo en propiciar un golpe
militar contra la democracia, instaurando una dictadura feroz y servil a sus
intereses mercantiles.
Los partidos integrantes de la Nueva Mayoría han igualmente contribuido
a la debacle. La Democracia Cristiana, soporte importante y elemento esencial
para la gobernabilidad, no solo ha conocido casos de militantes involucrados directa o
indirectamente en actividades de financiamiento ilícito, sino que además ha
mostrado públicamente sus contradicciones internas. Un influyente sector de la colectividad se ha organizado
internamente desarrollando una feroz oposición a algunos significativos temas
del programa del gobierno del que forman parte. Me refiero a sus posiciones
contra la despenalización del aborto en las tres causales enunciadas, al asumir
la defensa de intereses empresariales en materias de
educación y al cuestionar los aspectos
más fundamentales para los trabajadores del proyecto de reforma laboral, el que
sin embargo es defendido, entre otros,
por el combativo sindicalista, militante DC y Vicepresidente de la CUT Nolberto
Diaz. De igual forma los ataques contra el Partido Comunista han aumentado,
cuestionando al mismo tiempo importantes
iniciativas propiciadas por sus aliados de coalición, como la abolición
de la Ley de Pesca y lo que ya mencionamos respecto al aborto.Todo ello ha
creado tensiones internas y ciertamente debilitan al conglomerado.
Los otros partidos de gobierno han tenido reacciones similares,
defendiendo lo indefendible, buscando fórmulas para perpetuar a una elite de
dirigentes como ha sido el caso del Partido Socialista que, más allá de las
resoluciones de su último Congreso, con su silencio e inacción a protegido
irregularidades; no ha sancionado a militantes que han aparecido involucrados
directa o indirectamente en asuntos de financiamiento irregular o en cuestiones
de tráfico de influencia. Tampoco se han pronunciado sobre militantes que en su accionar público han solidarizado
con personeros de derecha imputados por
corrupción. Lo mismo se puede decir del resto de los integrantes de la Nueva Mayoría.
Por si lo anterior fuese poco, personeros de la Nueva Mayoría desataron muy anticipadamente la carrera presidencial creando más tensiones
a las ya existentes, para regocijo de la derecha y dejando en evidencia la
falta de nuevos liderazgos y de recambio
generacional.
El PPD proclamó de manera solemne a Ricardo Lagos Escobar, ex Presidente
cuyos méritos y excelencias son
incontestables, pero proclamado prematuramente en un momento complejo para la
política nacional y con asuntos prioritarios por atender. Esta proclama ha sido
fuertemente respaldada por el senador Andrés Zaldívar quien presuroso por lavar
su pasado de actor importante en la campaña del terror contra el Presidente Salvador
Allende, promoviendo una de las mayores corridas bancarias en la historia de
Chile cuando fue Ministro de Hacienda de
Eduardo Frei Montalva, aparece ahora como predicador del diálogo, de la paz
social y adhiere igualmente a la candidatura de Lagos, creando confusión,
protesta y estupor en el seno de su tienda política.
Los socialistas han hecho presente que disponen de tres personajes socialistas susceptibles de ocupar el sillón
presidencial: Isabel Allende, Ricardo Lagos y José Miguel Insulza. Los tres son
personajes históricos y que de manera
muy directa han sido marcados por la
figura de Pinochet.
Isabel Allende, hija del Presidente asesinado por el dictador, sufrió
junto a su familia persecución, humillaciones y exilio. Isabel se incorporó
valientemente a la lucha contra la dictadura y, en democracia, se ganó un espacio en la política chilena y en el
socialismo, manteniendo muy vigente el apellido de su padre.
Ricardo Lagos se ilustró con coraje en la lucha contra la dictadura;
sufrió la cárcel, el exilio y el mundo aún recuerda su dedo acusador
enrostrando a Pinochet en el programa de televisión que conducía Raquel Correa.
Su gestión presidencial fue bastante apreciada igualmente por la derecha y por el gran
empresariado.
José Miguel Insulza, exiliado durante la dictadura, ha sido un político inteligente,
hábil y astuto, sus convicciones lo han hecho derivar de la Democracia
Cristiana al Mapu y luego al Partido Socialista. Como servidor del Estado en
los Ministerios de Relaciones Exteriores y del Interior demostró una excelente
capacidad de conducción, de gestión y de habilidad política manteniendo un
diálogo y un entendimiento con la derecha, con los militares y con el empresariado.
Logró, en un complejo momento, el apoyo de Pablo Longueira y de la derecha para
resolver asuntos de sustantiva importancia para la gobernabilidad como fue el
llamado caso MOP-Gate. Pero sobretodo Insulza es recordado tanto por la derecha
como por la izquierda y por la comunidad internacional, por haber sido una de
las piezas clave para el regreso del
dictador a Chile. La decisión socialista aún no está tomada, pero ya la batalla
ha comenzado. Camilo Escalona abrió los fuegos, apoyando a Ricardo Lagos y
restándole méritos a Isabel Allende, con las consecuencias que se pueden
imaginar.
La figura del ahora Agente chileno ante La Haya ha despertado nuevamente
fuertes críticas en el seno de la izquierda, del socialismo y de la ciudadanía,
al haber, en cierto modo, justificado públicamente
y en abierta contraposición a las resoluciones
sobre probidad y transparencia del reciente Congreso Socialista, los actos ilícitos cometidos por la “clase
política”, término que igualmente Insulza refuta y al haber cuestionado que la ciudadanía se
pronuncie contra los políticos imputados y recluidos, además de entregar un
apoyo solidario a Pablo Longueira; el mismo personaje que hoy es examinado por
la justicia por
actos de corrupción y que confesara públicamente, hace algún tiempo, haber
sostenido conversaciones desde el más allá con el fallecido y asesinado senador
por Santiago Jaime Guzmán quien, como se recordará, le ganó la senaduría a
Ricardo Lagos gracias al sistema binominal, creado por él mismo, con un 17% ;
mientras Lagos obtuvo más del 30% de la votación.
Fuera de las consideraciones mencionadas, es preciso señalar que los
tres eventuales candidatos son personajes que durante los últimos 25 años en el
largo período de transición a la democracia, se han caracterizados por haber
desarrollado o propiciado un clima de cooperación política transversal, a
través de los denominados consensos y por haber propiciado la gradualidad de los cambios como forma de
gobernabilidad. Consensos y gradualidades que han sido extremadamente positivos
en un momento histórico particular, pero que hoy en día la ciudadanía considera
que es el momento de avanzar más
decididamente en vías de una mayor igualdad y de una mayor justicia social,
toda vez que con sus votos y propuestas han reclamado reformas sustantivas.
¿Lograremos encauzar este barco que en las aguas procelosas de este
verano chileno se encuentra a la deriva? La Presidenta Bachelet podría hacerlo, si tuviese la voluntad, con un fuerte
golpe de timón dirigiendo la proa para que se escuche más al Soberano y se avance con el
cumplimiento del programa de gobierno; rectificando los errores políticos cometidos asegurando una
férrea y disciplinada unidad de la Nueva Mayoría; preconizando una real penalización de los que han incurrido en escándalos
de corrupción y con un decidido avance
en vías de asegurar tres emblemáticas reformas que corren serio peligro de naufragar
como son la Reforma Constitucional, a través de una Asamblea Constituyente; la
despenalización del aborto en sus tres causales y la Reforma Laboral. De esta
manera se podría evitar que, en un
futuro ya próximo, tengamos que lamentar
una oportunidad perdida para el desarrollo democrático y que la herencia
política sea algo más que desprecio ciudadano y
alimento para la farándula.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Esta crónica fue publicada por la Revista Primera Piedra en su número 663 del 29-02-2016.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Esta crónica fue publicada por la Revista Primera Piedra en su número 663 del 29-02-2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario