El 19 de agosto recién pasado se celebró el día mundial de la fotografía. A la cabeza de esta iniciativa, que se concretizó en 1997, estuvieron tres personalidades ligadas al mundo de la imagen: John Morzen, Om Prakash Sharma y fundamentalmente el fotógrafo de nacionalidad australiana Korske Ara.
A los tres los
guiaba el objetivo de conmemorar el invento del daguerrotipo, obra del francés
Louis Daguerre que lo presentó el 19 de agosto de 1839 a la Academia de
Ciencias francesa y de aprovechar esta conmemoración para hacer una
contribución solidaria hacia las personas necesitadas con el apoyo de
fotógrafos profesionales y aficionados del mundo entero.
Hay que precisar
que Daguerre para su invención se apoyó en los trabajos de otro francés, Joseph
Nicéphore Niépce, quien le dio, poco antes de morir, su acuerdo para utilizar
sus experimentaciones sobre la fijación de imágenes, las que había concretado
en 1824 a través de la cámara oscura.
El daguerrotipo que
daría muy rápidamente inicio a la fotografía moderna, permitió la captura y
fijación de las imágenes en una superficie de plata, sin negativos, a través de
procedimientos químicos que mezclaban mercurio, plata y vapores de yodo.
Aunque la
historia de la fotografía no comienza con Niépce ni con Daguerre, pues desde el
siglo IV antes de Cristo ya se habían realizado algunos incipientes
experimentos que evolucionarían con fuerza en los siglos posteriores, particularmente
en el Renacimiento. El mérito de los dos franceses es haber logrado concretizar
una nítida fijación de las imágenes captadas. Ellas serán fieles testimonio de la
evolución de la sociedad, de momentos pasados, de recuerdos nostálgicos alegres,
a veces tristes y en muchos casos de condiciones de vida difíciles, del horror,
de la crueldad, de la bajeza humana, de la traición, de la valentía.
Esas imágenes
fotográficas además tendrán por si solas el mérito de despertar la curiosidad,
de motivar la reflexión,la investigación, de imaginar situaciones, de servir de apoyo para
construir la historia, para condenar o para teorizar como hasta el momento lo
había hecho y lo sigue haciendo la pintura a través de maravillosas obras de
arte. Pienso por ejemplo en las pinturas o grabados rupestres o en otras más
recientes como “La pareja de zapatos de Van Gohg” a través de la cual el
políticamente controvertido Martin Heidegger desarrolla en El Origen de la
Obra de Arte, incluida en “Caminos que no conducen a nada”, su teoría de la
reproducción de la esencia de las cosas.
La fotografía
nos permite introducirnos en los instantes específicos en que las imágenes
fueron captadas y nos orienta por un camino en vías de conocer la verdad o
parte de ella en un momento histórico determinado. Los ejemplos sobran. Nunca
habrá unanimidad sobre las fotos que han producido mayor impacto. Hay de toda
evidencia un correlato con el pensamiento, con la sensibilidad del espectador,
con sus vivencias y sentimientos personales.
Así como al
mirar las fotografías guardadas en álbumes familiares nos invaden emociones y
recuerdos; otras nos conmueven, nos producen asombro, indignación o sentimientos
diversos. ¿Quién no habrá reaccionado al mirar “Almuerzo en la cúspide de un
rascacielos", captada en 1932 por el fotógrafo Charles C. Ebbets durante
la construcción del Comcast Building en el Rockefeller Center de Nueva York?
Fuera del vértigo producido por la imagen de los 11 obreros de la construcción
almorzando despreocupadamente sentados en una viga de cemento cercana a los
doscientos metros de altura, la foto nos hace reflexionar sobre el coraje de
esos trabajadores y la total carencia de protección y de medidas de seguridad
en un país, ya potencia mundial a pesar de la gran crisis económica en el que
estaba aún inmerso.
¿Habrá pensado
ese maravilloso fotógrafo cubano llamado Alberto Díaz Gutiérrez, universalmente
conocido como Alberto Korda, que su foto que captó el rostro de Ernesto “Che”
Guevara con su mirada hacia la lejanía con una mezcla de decisión, de fuerza,
de dolor, de tristeza y sus cabellos largos apenas cubiertos por una boina
negra con su estrella de cinco puntas, se convertiría en una o tal vez la más
famosa del mundo?
¿Imaginaría
Korda que esa mirada del Che, inmortalizada con su Leica ese día 5 de marzo de
1960 cuando Guevara asistía al funeral de las casi 100 víctimas del atentado
terrorista al barco La Coubre perpetrado, según Fidel Castro por la CIA,
se convertiría en un ícono de la revolución, de la rebeldía y que los millones
de posters impresos por el editor Feltrinelli se los disputarían las juventudes
del mundo entero al igual que las camisetas estampadas con el rostro del
guerrillero heroico?
Impacta y nos
invade la admiración por el coraje demostrado por Fortino Sámano instantes
antes de ser fusilado el 2 de marzo de 1917 en plena revolución mexicana. Sámano
era capitán del Ejército constitucionalista de
Venustiano Carranza y fue condenado injustamente a morir por una falsa
acusación de robo a una anciana. El maravilloso fotógrafo mexicano Agustín Víctor
Casasola lo captó en aquel preciso momento en que, con su delgada silueta
apoyado contra un muro de ladrillos, las manos en los bolsillos de su pantalón,
sin venda en sus ojos, con su sombrero hacia atrás, mira desafiante al pelotón
de fusilamiento apretando un puro entre sus dientes lo que le dibuja una
sonrisa en la que se confunden la ironía y el desprecio.
Los horrores de
la guerra fueron captados por importantes cantidades de fotógrafos del mundo
entero. Pero sin lugar a dudas una imagen muy impactante y que desató las iras
de la comunidad internacional fue la de la niña corriendo desnuda en primer
plano junto a otros menores, con su boca abierta en un grito desesperado de
dolor, de terror y de angustia. Se trataba de Fan Tha Kim Phuc, una niña de 9
años con su espalda y brazo quemado por el napalm luego de un bombardeo
americano a su aldea de Trang Bang el 8 de junio de 1972 en plena guerra de
Vietnam.
La fotografía
fue tomada por el americano de origen vietnamita Nick UT de la Agencia
Associated Press, quien luego de captar la imagen, la socorrió de inmediato
transportándola a un hospital, logrando salvarle la vida debido a su rápida y
heroica intervención.
La foto que le
valió el premio Pulitzer y otros importantes reconocimientos produjo
indignación y repudio en todo el mundo contra la intervención norteamericana en
Vietnam y contribuyó al término de la guerra, a pesar de los inútiles esfuerzos
de Richard Nixon por desmentir la veracidad de la imagen.
Fan Tha Kim Phur
logró sobrevivir y curarse de sus heridas y de los dolores físicos y mentales
de esa horrible experiencia. Logró rehacer su vida, estableciéndose finalmente
en Canadá.
Hablando de
horrores, los del holocausto nazi contra el pueblo judío han sido mundialmente
conocidos y en ello ha igualmente jugado un rol significativo el testimonio que
han dejado las imágenes de los campos de concentración, de las víctimas, de los
asesinos. Gracias al coraje de los fotógrafos españoles Francisco Boix y
Antonio García que a riesgo de sus vidas lograron ocultar miles de clichés se
pudo conocer parte de las atrocidades que ocurrían en ese recinto, de los
responsables y de los jerarcas nazis que allí acudieron como Heinrich Himmler y
Adolf Eichman entre muchos otros. Sus
imágenes sirvieron como pruebas irrefutables en los juicios de Nuremberg y de
Dachau permitiendo además la inculpación de Ernst Kaltenbrunner y de Albert
Speer.
El fotógrafo polaco
Wilhelm Brasse y su camarada de cautiverio en Auschwitz, Bronisław Jureczek,
lograron rescatar alrededor de 40.000 ( cuarenta mil) fotografías de prisioneros y de altas
autoridades nazis, además de imágenes de las atroces experimentaciones
realizadas por Mengele y sus adjuntos. Todas ellas fueron utilizadas como
testimonios probatorios en los diferentes juicios por crímenes cometidos por el
nazismo.
El intrépido
fotógrafo holandés Chas Gerretsen contribuyó enormemente con los miles de
fotografías que realizó en Chile entre 1973 y 1974, a mostrar el traumático
desenlace de la revolución democrática encabezada por el presidente
constitucional Salvador Allende y el sangriento golpe de estado propiciado por los
militares y por la derecha política.
Gracias a sus imágenes
quedó para la posteridad el liderazgo de Allende, su figura carismática
dirigiéndose al pueblo, el incendio del palacio presidencial, los prisioneros
maniatados en el suelo en espera de ser acribillados por las balas militares o arrollados
por un amenazante tanque. Y, particularmente, la fotografía que recorrió el
mundo entero: el retrato de Augusto Pinochet en el tedeum del 19 de septiembre
en la iglesia de La Gratitud Nacional. Retrato que muestra su rostro adusto,
patibulario, con oscuros lentes que apenas disimulan su mirada traicionera y
asesina.
Es casi
imposible contar los millones de imágenes captadas por los fotógrafos desde la
invención del daguerrotipo hasta nuestros días. Lo que sin embargo queda claro
es que además de los pocos ejemplos que hemos dado, todas ellas han contribuido
a que se conozca
la historia y en muchos casos a cambiar el mundo.
Agosto 2024.
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