Muchas personas deben aun recordarse de ese pintoresco personaje que aparecía en algunas tiras cómicas de diversas revistas extranjeras y que en los años de la dictadura chilena el dibujante Guillo popularizo en las pocas revistas toleradas por los militares, a las que sin embargo clausuraban periódicamente.
Al igual que el otro famoso
Reyecito creado en 1930 por el norteamericano Otto Soglow, que en tiempos de la
España de Franco ridiculizaba y criticaba al dictador poniendo en exergo la
tiránica frase “el pueblo soy yo”, el de Guillo es igualmente un personaje
autoritario, egocéntrico vestido con una corona y una capa. Ambos personajes
gargarizan con la palabra “pueblo” actuando como muchos de los políticos del
mundo real, completamente en contra de los intereses del soberano.
Esas imágenes no dejan de
recordarme en estos tiempos de elecciones, la figura del actual presidente de
este maravilloso país que es Francia, cuando asume su mandato caminando
hacia la Pirámide del Louvre con aires de Faraón, pero con alma de egocéntrico
reyecito, sin armiño y sin corona.
Nuestro galo reyecito, que fue
miembro del Partido Socialista y ministro del también socialista François Hollande
se aleja sin escrúpulos de su círculo y se presenta a la presidencia de la república obteniendo la victoria en la segunda vuelta frente a Marine Le Pen, apoyado por
la derecha republicana, por el centro político y por la izquierda que en
conjunto hicieron barrera para impedir el triunfo de la extrema derecha.
Los cinco años de su primer mandato
que se inicia en 2017 y su posterior reelección han estado marcados además de
la gran crisis desatada por el coronavirus, la que enfrentó y resolvió muy favorablemente,
por otras de tipo económico y social de las que salió bastante menos airoso debido a la aplicación de medidas económicas neoliberales y un fuerte apoyo
financiero y fiscal a las empresas y a los mas ricos en desmedro de las clases
populares.
El gran movimiento social de los
llamados “chalecos amarillos” fue una explosiva protesta popular rural y urbana
que se inicia en noviembre de 2018 como repudio a esas políticas y en
particular a las excesivas alzas de los hidrocarburos. En la medida que el
movimiento se amplifica, son incorporadas reivindicaciones salariales, de
condiciones de trabajo, de participación ciudadana, de una mayor justicia
fiscal y la demanda del restablecimiento del impuesto a la fortuna suprimido
por Macron. Es interesante señalar que la reivindicación de terminar con el
aislamiento rural, la necesidad del mejoramiento y de la expansión de los
servicios públicos, entre ellos el hospital y la atención médica son demandas
que han prevalecido hasta ahora. El movimiento se diluye producto de la
pandemia del corona virus y de la violencia desatada en algunas
manifestaciones.
Obviamente una vez que el país vuelve a la normalidad todas las reivindicaciones expresadas por el movimiento y explicitadas en los miles de Cuadernos de Quejas (“cahiers de doléances”) y en los debates ciudadanos son completamente ignoradas, a excepción del impuesto a los hidrocarburos.
Macron fue elegido por segunda
vez en 2022 nuevamente con el apoyo del frente republicano para impedir la
victoria de Marine Le Pen y con una mayoría relativa en el parlamento.
En este segundo mandato la
popularidad del presidente cae a niveles preocupantes debido al impacto económico
del conflicto ruso-ucraniano, de la continuidad de sus medidas neoliberales, del
anuncio de enviar militares al suelo ucraniano y sobre todo por impedir el
debate parlamentario imponiendo por la fuerza del decreto constitucional 49.3, impopulares medidas entre las que se destaca la reforma al sistema de pensiones que aumenta la edad del retiro a
64 años, además de su adhesión incondicional a las normas impuestas por la Unión Europea a los agricultores lo que
desata masivas movilizaciones y protestas de estos últimos poniendo en jaque al
gobierno.
El 9 de junio de 2024 se realizan , con una fuerte participación, las elecciones para configurar el Parlamento Europeo. Los resultados fueron catastróficos para los candidatos de la mayoría presidencial de Macron. Imponiéndose el Partido de Le Pen con Jordán Bardella a la cabeza con 30 diputados, seguido por los socialistas con un extraordinario score de uno de sus líderes, Raphael Glucksmann en un empate con los candidatos del partido de Macron que eligen 13 diputados cada uno; en cuarto lugar la Francia Insumisa con 9 escaños, Republicanos con 6 diputados y ecologistas con 5 parlamentarios al igual que los que obtiene Marion Marechal Le Pen.
Frente a esta dura derrota, sin consultar a nadie y tal vez en un acto irresponsable y de soberbia propia de reyecito, el presidente decide hacer uso de la prerrogativa constitucional para disolver la Asamblea Nacional y convoca a elecciones para los días 30 de junio y 7 de julio en primera y segunda vuelta respectivamente.
Ante el peligro de una
contundente victoria del intolerante y racista partido de Bardella-Le Pen, la ciudadanía
se moviliza en las dos vueltas como pocas veces en la historia de la quinta república
con aproximadamente un 66,6% de participación. Los resultados de la primera
vuelta confirman los pronósticos de los institutos de sondages. El partido Reagrupación
Nacional (Rassemblement Nacional) de la extrema derecha junto a los partidarios
del Republicano Ciotti, obtiene una votación muy significativa seguido por el
recientemente creado Frente Popular que agrupa a la Francia Insumisa de Jean
Luc Mélenchon, a los Socialistas, Comunistas y Ecologistas, además de otras fuerzas
menores de la izquierda. Los candidatos del partido de Macron llegan en una
lejana tercera posición.
Todo hacía predecir que luego de la segunda vuelta se confirmarían las predicciones de opinólogos, cientistas políticos, medios de comunicación y otros; pero SORPRESAS TE DA LA VIDA como dice Rubén Blades en su canción “Pedro Navajas”. La gran movilización, el llamado de la izquierda y en menor medida de los macronistas a desistirse si un candidato de sus filas estaba en última posición para favorecer a otro candidato que pudiese vencer a la extrema derecha; la constitución de un frente republicano para detener a la derecha extrema dio los siguientes sorpresivos resultados para constituir una Asamblea de 577 diputados.
En primer lugar, aparece, el Nuevo
Frente Popular con 182 diputados seguido por Ensemble el partido del presidente
con 168, Reagrupación Nacional con 143, los Republicanos con 45, las Izquierdas
diversas con 13, los Diversos centros con 6; los Regionalistas con 4; Otras
derechas con 15 y diversos con 1.
Mas allá de la alegría de haber sido capaces de movilizar, de unirse por el lado de la izquierda en un Nuevo Frente Popular, de haber podido constituir un frente republicano que impidió el triunfo de Bardella – Le Pen y de haberse facilitado mutuamente la elección de varios diputados entre izquierda y macronistas, una sombra persiste: ninguna de las coaliciones actuales está en medida de constituir por si solas una mayoría parlamentaria que pueda dar gobernabilidad al país. Sera necesario entonces proceder a establecer alianzas con otras fuerzas políticas.
El actual primer ministro,
Gabriel Attal presentó su dimisión al presidente de la República quien se la
rechazo hasta que un nuevo premier sea designado. Según la costumbre, el
presidente debe nombrar a un primer ministro propuesto por la agrupación política
mayoritaria que en este caso y por el momento es la Francia Insumisa que puede
proponer para el cargo a su líder Mélenchon, el que no goza de las simpatías de
la gente por sus posiciones violentas, desmedidas y extremas a pesar de su inteligencia y
cultura.
El presidente Macron ausente del pais por participar en una reunión de la OTAN, envia una carta publica a los franceses donde afirma que nadie obtuvo mayoría luego de la elección, creando nuevas confusiones y debates.
Los socialistas esperan constituir un grupo parlamentario que supere en número a la Francia Insumisa y así poder nombrar a un primer ministro de sus filas o de sus simpatías. Los macronistas esperan hacer alianzas con Republicanos (LR) y otros grupos de derecha, pero las cuentas hasta el momento no calzan. Algunos hablan de alianzas que excluyan a los Insumisos, otros de establecer alianzas por proyectos etc.
Los próximos días o las semanas que siguen nos darán más luces; sin embargo, hay algunas lecciones que retener de esta elección para el futuro inmediato.
En primer lugar, según estos resultados, el poder político recaerá en el parlamento por sobre la presidencia de la república, lo que modificará las reglas del juego político y podría llevar a la ejecución de un programa de gobierno muy opuesto a las políticas de Macron. En segundo lugar, se va madurando la idea de la unidad, de las alianzas y de la necesidad de establecer un sólido frente republicano que pueda dar gobernabilidad y contribuir a una profundización de la democracia para aplicar la justicia social, lo que es una tarea muy compleja por el momento.
Finalmente, habrá que tener presente que la soberbia, en la que ha incurrido el presidente Macron, ha sido estigmatizada como pecado capital por la iglesia católica y reservada a quienes la ostentan , según Dante Alighieri en su Divina Comedia, a ser recluidos en uno de los círculos más terribles del infierno. Las consecuencias de su irresponsable actuación podrían haber llevado a gobernar a una de las derechas mas extremas de Europa y aun no se sabe a qué otros peligros se vera enfrentada la democracia francesa en el futuro.
También se vislumbra algo preocupante en el horizonte: la extrema derecha obtuvo 10 millones de votos aproximadamente en el país de la libertad, de los derechos humanos, de la solidaridad y de la fraternidad. Es importante entonces que cualquiera sea la conformación gubernamental a venir, habrá que retroceder en las políticas neoliberales y proceder a tomar en consideración y aplicar las demandas urgentes de las grandes mayorías que aspiran a niveles de trabajo, de salarios y de vida decentes. Para esto es fundamental desarrollar un efectivo dialogo social que hasta el momento ha estado ausente.
Paris, julio 2024.
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