miércoles, 12 de junio de 2019

Y EL MUNDO CONTINÚA LOCO. (Parte primera).


A finales de 2015 publicábamos en el diario electrónico El Mostrador un artículo en que hacíamos alusión a la expansión de la demencia política a todo el globo terráqueo. Nos referíamos en lo fundamental a los sangrientos atentados terroristas que estremecieron a Francia, a diversos países europeos, a los Estados Unidos y  a Rusia producto del fanatismo y de la intolerancia.  Destacábamos la emergencia de conflictos bélicos difíciles  de entender e interpretar en que las grandes potencias se estaban involucrando con lógicas complejas y contradictorias. En esa misma crónica aludíamos igualmente a dos antiguos fenómenos que cobraban relevancia y que  se expandían peligrosamente: la corrupción en la política y  el auge de los movimientos populistas con sus mensajes y manifestaciones de nacionalismos, xenofobia, intolerancia e individualismo.

Con una perspectiva de más de tres años de distancia observamos con angustia que la demencia no se detiene, sino que por el contrario aumenta cada día. Basta dar una somera mirada por diversas latitudes para confirmar este  peligro.

Tal vez el acontecimiento más significativo fue la irrupción de la figura de Donald Trump en la política norteamericana y mundial. Rico empresario, poseedor de una fortuna avaluada en más de tres mil millones de dólares, luego de algunas esporádicas incursiones en política, ganó las primarias republicanas en 2016 y en noviembre la elección presidencial a sus 70 años de edad, imponiéndose a Hillary Clinton, no por la cantidad de votos generados por el sufragio universal, sino por las características del sistema electoral norteamericano que da la potestad al Colegio Electoral para designar al ganador.
A pesar de que las alarmas se habían encendido desde los inicios de su candidatura por sus muy desafortunadas declaraciones, la opinión pública internacional comenzó a inquietarse con sus  primeras medidas que anticipaban un cambio radical en las políticas norteamericanas. 
A través del enunciado de America First, inició un proceso de repliegue hacia un profundo nacionalismo y proteccionismo denunciando acuerdos comerciales; imponiendo draconianas barreras arancelarias a las importaciones, particularmente en una primer instancia a las de aluminio y acero; desarrollando una política energética centrada por lo esencial en lo fósil; retirándose de negociaciones bastantes avanzadas  como las de Paris sobre el cambio climático o el controvertido Acuerdo Transpacífico (TPP) y amenazando con desconocer el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México.
De igual forma inició una abierta campaña  de rechazo hacia el inmigrante y hacia las minorías recurriendo al miedo, mostrando a esas minorías como un enemigo que pretende no solo ocupar el lugar de bienestar conseguido, sino que además destruir la identidad americana. De esta forma acentuó sus posiciones anti inmigrantes presionando a México para la construcción de una costosa e inútil muralla e iniciando una persecución sin precedentes a los inmigrantes latinos y  musulmanes, además de no respetar el acuerdo de no deportación  a los hijos menores de inmigrantes estipulado en el programa DACA.
Pero la justicia le ha sido adversa en ese y en otros casos, revirtiendo sus órdenes y obligándolo a hacer marcha atrás. Ello también ocurrió con su obstinación por encontrar fondos para construir su Muro que, a falta de apoyo, mantuvo cerrado el gobierno por 31 días a finales de diciembre de 2018 hasta que se abrió nuevamente sin conseguir los fondos para esos efectos.
No obstante lo anterior, sus ataques anti inmigración continúan y su exasperación lo ha llevado a destituir a los altos responsables de las instituciones de seguridad y  encargadas de las políticas migratorias.
Una segunda forma de presión más reciente al izquierdista gobierno de López Obrador consistente en aumentar los aranceles de las exportaciones mexicanas, logró que México para evitar las sanciones concluyera un acuerdo para impedir la inmigración guatemalteca, salvadoreña, nicaragüense y hondureña desplazando fuertes contingentes de tropas a la frontera, además de aceptar la devolución de cerca de 10.000 solicitantes de asilo que habrían ingresado a los Estados Unidos por la frontera mexicana. En realidad más que un acuerdo,  López Obrador tratará de poner  en ejecución lo establecido por administraciones mexicanas anteriores.

El desmedido proteccionismo de Trump lo llevó a su máximo nivel al desatar una guerra comercial sin precedentes e imprevisibles con China, al aumentar severamente los aranceles  para los productos prevenientes de ese país e iniciar una batalla tecnológica en que el gigante Huawei ha sido el objetivo fundamental al negársele el acceso a los sistemas operativos de Google.
China respondió con un aumento similar de las tasas de importación a más de mil productos norteamericanos y con su amenaza de restringirle las exportaciones de tierras raras en que el litio es uno de los elementos asociados esenciales  para la industria telefónica y automotriz.  La Organización Mundial del Comercio, de la cual Trump ha amenazado con retirarse, ha sido incapaz hasta el momento de lograr una solución durable y  aceptable.
Europa no ha estado exenta del  apetito proteccionista de Donald Trump. Una de sus primeras medidas fue el anuncio de imponer aranceles al acero y al aluminio proveniente de Europa, la que respondió con medidas contra varios productos norteamericanos. La tensión volvió a aumentar con el anuncio de imponer tasas a los automóviles europeos y al rebajar la categoría diplomática a la UE. Las tensiones disminuyeron luego de la reunión entre Trump y el Presidente de la Unión Europea el 25 de julio de 2018. A pesar de ello, el presidente norteamericano continúa su política proteccionista de manera individual anunciando medidas contra las exportaciones de productos alimenticios y recientemente al vino francés, por ejemplo.
Las anteriores acciones  han sido acompañadas por complejas políticas económicas nacionales destinadas, según él, a favorecer el empleo, los salarios y  el consumo, dando un fuerte impulso a los sectores agro industriales y autorizando la explotación del petróleo en zonas muy sensibles y peligrosas para el medio ambiente. Junto con ello favoreció a los grandes intereses privados a través de una propuesta tributaria que, a futuro, hará recaer la carga en los más modestos, disminuyendo igualmente las restricciones impuestas durante la crisis al sistema bancario que protegían al consumidor. Además, apenas elegido presidente, inició  una profunda reforma al sistema de salud que con tanto esfuerzo logró imponer Obama. Si bien no ha logrado destruir en su totalidad los avances de su predecesor, de continuar con ello, los daños causados serán considerables para los más desposeídos.
El accionar internacional de Trump ha sido igualmente alarmante para la paz y la seguridad mundial.
A la abierta  provocación que supuso el traslado de la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén con  los consiguientes repudios y protestas de los países árabes y  de la comunidad  internacional, han seguido una serie de acontecimientos desestabilizadores del orden imperante en materias internacionales.
Apenas en funciones tuvo su primera intervención militar  en Siria bombardeando el poblado de Shayrat en respuesta a un confuso ataque químico. Ulteriormente procedió al retiro de las cerca de 2000 tropas americanas argumentando que ISIS había sido derrotado y que era necesario preservar vidas humanas y recursos, ante el estupor de sus aliados europeos en esta guerra y del no disimulado contentamiento de Rusia ante este y el otro anuncio de Trump en el sentido de  que 7 mil de los 14 mil soldados se retirarían igualmente de Afganistán, provocando la renuncia del Secretario de Defensa Jin Matti y de Brett MacGurk, enviado especial ante la Coalición  Internacional contra ISIS.
La abrogación del acuerdo nuclear con Irán y el reciente anuncio de impedirle por la fuerza el envío de sus  exportaciones de petróleo,  además de las confusas relaciones con RusIa que han conducido últimamente a un deterioro mayor que el que existió en  anteriores administraciones completan este preocupante cuadro.
Sus desafortunadas declaraciones sobre el presidente francés, su toma de posición pro Brexit drástico,  unidas a las críticas dirigidas a Theresa May, los insultos contra el alcalde de Londres  o sus afirmaciones de que la Unión europea es tan mala como China han igualmente contribuido a acrecentar las tensiones en las relaciones diplomáticas internacionales.
A lo anterior se suma su  nueva política de endurecimiento de sanciones   hacia Cuba con la amenaza de aplicarle el capítulo III de la Ley Helms- Burton  que permite reclamar ante tribunales norteamericanos los bienes expropiados después de la revolución cubana, deshaciendo en corto tiempo las distensiones logradas por Obama y otras administraciones.
Los  planteamientos de intervención militar en Venezuela expresadas por la Casa Blanca y muy recientemente por Elliot Abrams ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes han desatado los más terribles recuerdos de la guerra fría y de la doctrina del destino manifiesto.
El impulso a las políticas de acercamiento  y  los acuerdos avanzados con Corea del Norte   han sido insuficientes para aminorar su conflictiva y confusa   política exterior que le ha valido el rechazo de la Unión Europea y de sus países más influyentes.
Las elecciones de noviembre de 2018, llamadas de medio mandato (Midterms) tuvieron una alta participación y contra todo pronóstico no lo desfavorecieron del todo, pues a pesar de que los Demócratas se impusieron en la Cámara de Representantes, el resultado, aunque ambivalente, fue menos trágico que lo que les ocurrió a Clinton y a Obama. Además  en el Senado le fueron bastante favorables debido en parte a la renovación parcial de 2018.
Trump ha saludado estos resultados como una victoria, la que no es tal, pues la oposición demócrata en la Cámara es importante y con seguridad constituirá un freno a alguno de sus objetivos.
Sin embargo, es un hecho evidente que la América profunda le entregó su apoyo al calor  de las buenas cifras macroeconómicas internas que han  reducido el desempleo y aumentado los salarios, manteniendo un PIB bastante decoroso.
Diversos sondajes posteriores a estas elecciones  parecieran confirmar el apoyo popular a su accionar. Los Demócratas por su parte si bien opositores a las políticas globales, han estado, a pesar de ello, en general de acuerdo con la guerra comercial y las medidas arancelarias aplicadas a China.
Pero más allá de los apoyos populares y de los  sondajes recientes, la evidencia muestra que su forma de gobernar con amenazas e imposiciones arbitrarias constituye un peligro para la convivencia nacional e internacional y no es un método saludable para un país que juega  el rol más importante en el escenario económico y político mundial.
 ¿Será esto la consecuencia de los buenos resultados económicos o por el contrario el apoyo popular responde a un fuerte viraje hacia un nacionalismo profundo de una América del Norte subyugada por discursos que preconizan la mezquina defensa de intereses individuales escondidos en ese slogan de America First?
La respuesta está por verse, por el momento su reelección se vislumbra como posible, así como el desarrollo de modelos similares en otras latitudes, como lo veremos en la segunda parte de esta nota, lo que acrecentará aún más las tensiones ya existentes y la peligrosa deriva hacia una demencia colectiva y de proporciones que podría culminar con el fin de la democracia.

Junio 2019.


1 comentario:

  1. Cumpa , este es un documento importante para la historia de este
    siglo .
    Grande Agustin , un abrazo .

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